DISCUSION
La curva de aprendizaje es un concepto a abolir cuando ya esta protocolizada
la actuación ante la colelitiasis. Cuando ya existe experiencia
de diferentes grupos de cirujanos, creemos cuestionable asumir en
la actualidad resultados derivados de la curva de aprendizaje3.
En la actualidad esta fuera de toda duda que el abordaje de la vesícula
biliar tiene en la laparoscopia su principal indicación4.
Después de la realización de series amplias, es el
momento de exponer los resultados y definir aquellas particularidades
de la técnica que cada grupo de trabajo ha establecido para
que puedan ser sometidas a debate.
La SAGES (Society of American Gastroendoscopy Surgeons),
en un trabajo sobre 14.243 pacientes, concluyó que en las
lesiones producidas por la inserción de aguja de Veress y
trocares no tenían relación el tipo de trocar o la
técnica cerrada (Aguja de Veress) o abierta (Trocar de Hasson)5.
En nuestro medio queremos resaltar que el abordaje mediante trocar
de Hasson significó una disminución de las complicaciones
atribuidas a la realización del neumoperitoneo. La lesión
de aorta se relacionó con la introducción de la aguja
de Veress; fue punción de la aorta en una paciente delgada.
Otros autores como Bernard informan de lesiones relacionadas con
la formación del neumoperitoneo que nos llevan a no minimizar
este acontecimiento2,6.
Realizamos profilaxis con amoxiclavulánico o cefalosporina
de segunda generación en mono-dosis, a preferencia del cirujano,
sin que haya habido una diferencia en la incidencia de infección
ni con el uso de esta alternancia en el antibiótico ni cuando
se produjo la apertura de la vesícula, en el 96% de modo
accidental. Otros autores tampoco informan de un aumento en el número
de complicaciones relacionado con la perforación de la vesícula7.
Nuestro grupo esta formado por cinco cirujanos que han ido alternándose
a lo largo de este periodo de tiempo (y que han realizado el 83%
de todas las vesículas), a los que se han sumado posteriormente
otros componentes del servicio. Aunque inicialmente se planteó
como un objetivo e incluso en un momento de la serie se realizó
de modo sistemático en un pequeño grupo de paciente
(54 casos), no se ha realizado colangiografía peroperatoria
en todos los pacientes, del mismo modo que se preconizó su
abolición en cirugía abierta con el consiguiente ahorro
de material y tiempos quirúrgicos. La selección rigurosa
de los pacientes es lo que nos permite mantener esta actitud restrictiva
sobre este aspecto técnico en función de optimizar
los tiempos asignados. No estamos de acuerdo en que su uso prevenga
la lesión de la vía biliar. Como informan Duran8 y
Olsen9, cuando se realiza la colangiografía la lesión
ya esta producida, por lo que cuando se sospecha su existencia somos
partidarios de reconversión a cirugía abierta. No
debemos olvidar tampoco el 2-16% de falsos positivos y que hasta
en un 5-10 % no puede ser realizada10.
Entre los factores que inducen a la reconversión hemos comprobado
la relación de ésta con los hallazgos ecográficos,
observando más reconversión en pacientes con vesícula
escleroatrófica o con pared engrosada. El factor que induce
a la conversión es la dificultad de identificar las estructuras
del hilio biliar en este grupo de pacientes. La serie tiene un índice
bajo de conversión, similar a la que indica Balagué11,
atribuida sin duda al escaso número de cirujanos de la serie
y al mantener unos criterios de inclusión estables basados
en los resultados de nuestras primeras revisiones. Es evidente que
al adquirir experiencia se intentan incluir grupos de pacientes
con patología más compleja, que sin duda puede llevarse
a cabo en algunos casos, pero que tiene como tributo una mayor tasa
de reconversión. En el trabajo de Fletcher se indica que
el número de lesiones de la vía biliar permanece invariable
a pesar de la mayor la experiencia de los cirujanos, lo que sin
duda creemos que afecta a la selección de los pacientes12.
La lesión de vía biliar principal fue sospechada durante
el acto quirúrgico, practicando en una paciente una coledocoyeyunostomia
terminolateral y en otra paciente una reparación con anastómosis
primaria coledocal sobre un fiador de Kehr. La primera lesión
se realizó durante la curva de aprendizaje e hizo reconsiderar
la técnica protocolizando la disección de las estructuras
del hilio biliar sin seccionarlas hasta su perfecta identificación.
La segunda lesión se produjo por tracción en un colédoco
laxo que formó tienda de campaña.
En la serie han existido 55 coledocolitiasis, de las que 42 fueron
tratadas preoperatoriamente y 13, por inadvertidas, fueron extraídas
en el postoperatorio. Aquellos pacientes en los que la papilotomía
no fue eficaz fueron derivados a cirugía abierta. Actualmente
parece que la tendencia es a tratar a los pacientes con coledocolitiasis
por abordaje laparoscópico, aunque creemos que ello debe
ajustarse a las características de cada centro y de la disponibilidad
de colangiopancreatografía con fines terapéuticos.
La tendencia en nuestro grupo, como sugiere Castellón, es
la de documentar previamente a aquellos pacientes con sospecha de
coledocolitiasis de riesgo moderado o intermedio realizando colangioangiorresonancia,
para únicamente realizar colangiopancreatografía a
los pacientes con riesgo elevado de coledocolitiasis que probablemente
requieran una papilotomía13.
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