DISCUSIÓN
La fundoplicatura posterior 270†, conocida también como técnica
de Toupet, fue descrita por este autor en 1963 (3) como una gastropexia
para tratar las hernias hiatales y un complemento de la operación
de Heller, permitiendo en esta última técnica, prevenir
el reflujo que la cardiomiotomía puede producir y mantener
separados los bordes musculares del esófago, impidiendo que
estos se afronten y recidive la achalasia.
Se tiende a considerarla como la técnica adecuada cuando
existe un trastorno motor esofágico asociado a la enfermedad
por reflujo, porque se cree que disminuye la incidencia de disfagia
postoperatoria, pero por el contrario tiende a pensarse que tiene
más recidiva respecto al tratamiento del reflujo gastroesofágico
que la fundoplicatura total de Nissen. Estos conceptos, que durante
años han parecido axiomáticos, en la actualidad están
cambiando (4,5,6).
La incidencia de disfagia postoperatoria se recoge de forma muy
variada en la literatura, con tasas entre el 2-44% según
autores (7,8). En una revisión realizada por Perdikis en
el año 1997 (9,10) sobre casi 5000 fundoplicaturas por laparoscopia,
encuentra una disfagia preoperatoria del 41%, una disfagia precoz
(la que no va más allá de los 3 meses) del 34%, una
disfagia tardía (la que va más allá de los
6 meses) del 6% y de esta disfagia tardía, el 3% necesitan
dilataciones para su corrección y solamente un 1% van a ser
permanentes y necesitar de una reintervención.
La fundoplicatura parcial posterior Toupet parece que reduce la
dificultad del paso del bolo alimentario por el cardias, disminuyendo
de este modo el riesgo de disfagia, lo cual se demuestra manométricamente
al comparar las presiones del E.E.I después de las fundoplicaturas
parciales posteriores Toupet (4,11) con la fundoplicatura total
de Nissen. Permitiendo ésta menor presión del E.E.I
en la fundoplicatura de Toupet, una baja presión intragástrica
(12,13) lo que mantiene la capacidad de eructar y quizás,
este hecho seria uno de los factores por los que disminuiría
el síndrome de atrapamiento gaseoso (gas bloat) (11) convirtiendo
la fundoplicatura parcial posterior de Toupet en una intervención
más fisiológica que la fundoplicatura total (14).
Sin embargo, los estudios randomizados (Tabla III) como los
de Rydberg (15) Laws (16) y Lundell (4) o Zornig (17) concluyen
que a largo plazo no existe diferencias en cuanto a las tasas de
disfagia postoperatorias entre las dos técnicas, existiendo
diferencias en cuanto a la incidencia de disfagia precoz e intermedia
a favor de la fundoplicatura parcial posterior de Toupet, presentando
por este motivo esta técnica cursos postoperatorios más
confortables. Esta alta incidencia de disfagia precoz e intermedia
que en nuestro caso con la fundoplicatura de Nissen alcanzaba el
42%, es lo que hizo en nuestra serie que, a partir del caso 50,
cambiáramos de técnica y utilizáramos la fundoplicatura
de Toupet, disminuyendo la disfagia precoz e intermedia al 14% en
los siguientes 200 casos.
En un estudio prospectivo y randomizado publicado en 1996 por Hunter
(18) se valoran 184 casos repartidos en tres grupos Nissen, Nissen-Rosseti
y Toupet, practicándose en las tres técnicas ligadura
sistemática de los vasos cortos y valorando el grado de disfagia
al mes, a los tres meses y al año mediante estudios manométricos
y de vaciamiento esofágico con isótopos, antes y después
del tratamiento quirúrgico. Demuestra que en cuanto a la
disfagia precoz, existen diferencias significativas a favor de la
técnica de Toupet, en los controles al mes y tres meses,
respecto al Nissen y Nissen-Rosseti, no existiendo diferencias significativas
al año. Se observó que las presiones del EEI en las
manometrías postoperatoria eran menores en el Toupet que
en los otros dos grupos. Siendo el vaciamiento gástrico isotópico
mejor en las valoraciones de las fundoplicaturas tipo Toupet que
en las totales, en los controles al mes y a los tres meses, se igualaba
este vaciamiento esofágico al año, coincidiendo este
hecho con la igualdad de resultados respecto a la disfagia tardía
en los tres grupos.
La enfermedad por reflujo, junto a la alteración mecánica
del EEI, comporta frecuentemente una disfunción del peristaltismo
esofágico en forma de trastornos motores secundarios (19,20,21).
Esta disfunción peristáltica ha llevado a considerar
que en este tipo de pacientes, la fundoplicatura total estaría
contraindicada por la alta posibilidad de crear disfagia postoperatoria
(22,23,24,25); se aconseja la práctica de una fundoplicatura
parcial de Toupet. Sin embargo, los estudios que intentan relacionar
el trastorno motor preoperatorio y disfagia postoperatoria no son
concluyentes en esta afirmación (26, 27,28).
Zorning (17), en estudio prospectivo en que compara un grupo de
100 pacientes que tienen trastorno motor con otro grupo similar
pero que no tiene trastorno motor, y a los que les practican aleatoriamente
o una fundoplicatura total de Nissen o una fundoplicatura parcial
posterior de Toupet, demuestra que no existen diferencias en el
grado de disfagia postoperatoria se aplique una fundoplicatura total
o parcial en pacientes que tengan trastorno motor. Concluyendo que
la hipótesis de que el tratamiento quirúrgico del
reflujo gastresofágico se debe individualizar, según
el estado de la motilidad esofágica, es falso coincidiendo
en esta afirmación con Fibbe (29).
Ya en cirugía convencional, Vara-Thorbeck (30) y Franzen
(31), con series de seguimiento a los 5 y 10 años, con pruebas
funcionales (manometría y pH-metría 24h) y de vaciamiento
isotópico, obtienen unos buenos resultados en el 94% y el
92% con la fundoplicatura parcial de Toupet en el control del reflujo.
Cuando comparamos los resultados respecto al control de la enfermedad
por reflujo gastroesofágico mediante la fundoplicatura parcial
posterior de Toupet y la total de Nissen en la era laparoscópica
(4,32,33), los resultados son similares a los de la cirugía
convencional en ambas técnicas (Tabla IV).
Pessaux (34) publica en el año 2000 un estudio multicéntrico
de la Sociedad Francesa de Laparoscopia sobre 1470 casos comparativos
entre Nissen (655 pacientes), Nissen-Rosseti (423 pacientes) y Toupet
(392 pacientes), con un seguimiento durante dos años mediante
estudios manométricos y pH-metria 24 h con buenos resultados
en el 92,7% sin diferencias significativas en los resultados entre
los grupos. Similares resultados obtiene Zaninotto (35) también
en el año 2000 en el estudio multicéntrico italiano
en el que participaban 21 centros, sobre 621 paciente con buenos
resultados en 93% de los pacientes, sin diferencias significativas
entre las fundoplicaturas parcial posterior y la total.
Zornig (17) no encuentra diferencias en el control del reflujo con
relación a si se practica una fundoplicatura de Nissen o
de Toupet, pero en las 14 reintervenciones que practica 13 son Nissen
y 1 Toupet, encontrando en los Nissen que la fundoplicatura está
integra y el fallo se debe a una disrupción del cierre de
pilares, estando esta experiencia en línea con otros estudios
(5,36,37,38) y explicando este hecho por la mayor seguridad que
da la técnica de Toupet al fijar la fundoplicatura a los
pilares, haciendo énfasis en que probablemente no sólo
la fundoplicatura, sino también la longitud intaabdominal
del esófago es lo que va prevenir la recurrencia del reflujo
(39).
En conclusión, la fundoplicatura parcial posterior de Toupet
parece que no presenta peores resultados en cuanto al tratamiento
de la enfermedad por reflujo que la técnica de Nissen. Conceptos
que intentan individualizar el tratamiento quirúrgico, en
fundoplicaturas parciales y totales, en función del estado
de la peristalsis esofágica, son falsos.
La fundoplicatura de Toupet tiene un menor grado de disfagia postoperatoria
precoz e intermedia, lo que unido a la facilidad para eructar, convierte
a esta técnica en un complemento más fisiológico
y de mayor comodidad postoperatoria para el paciente que es tratado
quirúrgicamente de una enfermedad por reflujo gastroesofágico.
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