El
profesor Kurt Semm, pionero de la cirugía mínimamente
invasiva, falleció el pasado día 16 de julio en su
casa de Tucson (Arizona) a la edad de 76 años, por complicaciones
en la enfermedad de Parkinson que padecía.
Kurt Karl Stephan Semm nació el 23 de marzo de 1927 en Munich,
Alemania. Licenciado en Medicina en 1951 por la Ludwig-Maximilians
University School of Medicine, era especialista en Obstetricia y
Ginecología. Ingresó en la International Fertility
Association en 1953.
Ingeniero además de médico, Semm comenzó a
practicar la cirugía laparoscópica en los años
60. Siendo especialista en fertilidad, también desarrolló,
ayudado por su padre y hermano -propietarios de la compañía
de instrumental médico Wisap- herramientas que facilitaran
la práctica de la cirugía mínimamente invasiva.
En los inicios, y al presentar sus innovaciones en reuniones científicas,
Semm tuvo que enfrentarse al rechazo de muchos de sus colegas, que
llegaron incluso a acusarle de falta de ética y locura. De
hecho, en 1970, y después de convertirse en jefe de Ginecología
y Obstetricia de la Universidad de Kiel, sus compañeros solicitaron
que le fuera realizado un escáner alegando que sólo
alguien con una lesión cerebral haría cirugía
laparoscópica. Pero las críticas no le detuvieron
y finalmente el trabajo de Semm llegó a ser conocido mundialmente
entre sus colegas. Era persistente y constante, dijo
de él Jordan Philips, amigo de Semm y fundador de la American
Association for Gynecological Laparoscopy.
En 1980, Semm realizó la primera apendicectomía realizada
completamente mediante técnica laparoscópica, una
operación rutinaria en nuestros días. Su técnica
para realizar la histerectomía es hoy día denominada
Histerectomía Semm y según cálculos
de Ted Sullivan, vicepresidente de Wisap América, llegó
a desarrollar más de mil instrumentos laparoscópicos.
"Algún día la gente recordará las incisiones
quirúrgicas normales como algo arcaico y bárbaro
declaró recientemente el Dr. Paul A. Wetter, presidente de
la Society of Laparoendoscopic Surgeons-. Tenemos que dar las gracias
a Kurt Semm por eso".
El último verano nos ha dejado el profesor Kurt Semm, presidente
de honor de nuestra Sociedad. A nadie se le escapa la extraordinaria
magnitud de la figura del profesor Semm en el desarrollo moderno
de la Cirugía Laparoscópica. Fue el primero en desarrollar
un aparato de neumoinsuflación que monitorizaba la presión
intraabdominal y diseñó también otros instrumentos
como un sistema de irrigación, un aplicador de nudos prefabricados,
un triturador de tejidos, las tijeras de gancho y el famoso pelvitrainer.
Ya en 1964, introdujo el uso de la luz fría, con lo que se
pudo eliminar el riesgo de lesiones térmicas de las vísceras.
A él se deben también las técnicas de la salpingoclasia,
salpingostomía, salpingolisis y ooforectomía, así
como las técnicas de adhesiolisis y de sutura intestinal.
De hecho, fue el primero que, en 1982, realizó una apendicectomía
por vía laparoscópica. Todos los que asistimos a la
primera reunión de nuestra Sociedad, celebrada en Valencia,
tuvimos oportunidad de ver aquella película, que se ha incorporado
ya por derecho propio a la historia de la Medicina. Por todas sus
contribuciones al desarrollo de las técnicas quirúrgicas,
el profesor Semm recibió el reconocimiento internacional
y fue nombrado Doctor Honoris Causa por múltiples Universidades
de todo el mundo.
Conocí al profesor Semm el año 1985 en la ciudad alemana
de Bermburg, cuando ambos fuimos invitados por mi buen amigo, el
profesor Schira, para exponer -en mi caso- mi experiencia en la
colectomía laparoscópica. El profesor Semm me causó
ya entonces una profunda impresión, no solo por su amabilidad
y humanidad, sino incluso por su profunda y natural humildad. A
pesar de ser la figura indiscutible de aquella reunión, exponía
su experiencia de forma modesta, sin la prepotencia con la que intentan
deslumbrarnos algunos de los considerados sabios laparoscopistas.
Se interesaba hasta por la más modesta de las comunicaciones,
preguntando con gran amabilidad a los distintos ponentes, buscando
siempre la manera de ensalzarlos y aplaudirlos, y evitando siempre
en la critica un lucimiento personal.
Esta forma de ser y de actuar me demostró que el profesor
Semm no sólo era una gran personalidad científica,
sino que también tenía una gran categoría humana.
A partir de este momento nació la amistad entre nosotros,
que fue acrecentándose con el trascurso de los años.
Propuse a SECLA que se nombrara al profesor Semm miembro distinguido
de nuestra Sociedad, propuesta que fue acogida con gran entusiasmo
por todos los que formamos la primera Junta Constitutiva. Como consecuencia,
se le invitó a la reunión de Valencia, y posteriormente
se le nombró Presidente de Honor de SECLA, con motivo de
la celebración del I Congreso Nacional, que tuvo lugar en
Marbella.
La personalidad del profesor Semm cautivaba a cualquiera que tuviera
ocasión de convivir con él, aunque sólo fuera
unas horas. Recuerdo especialmente una cena con Semm en Valencia.
Cenamos con Rafa Toscano y con Emilio García Romero en un
modesto restaurante y nos admiró tanto su conversación
como su naturalidad. Todos quedamos impresionados por su simpatía,
por su claridad de ideas y por sus conocimientos sobre el vino español.
Al final de la cena, nos llamó la atención que el
pan que no se había comido lo guardó casi reverencialmente
en su bolsillo, por consideración hacia aquellos que no tienen
la posibilidad de comer todos los días.
Nuestra relación se acrecentó cuando se mostró
interesado por el prototipo de robot que estábamos poniendo
a punto en la Universidad de Málaga, ya que el profesor Semm
era copropietario, con su hermano, de la firma Wisap. También
nuestra amistad se hizo más estrecha en lo personal con la
convivencia. Tras el Congreso de Marbella, pasó unos días
en nuestra casa con su mujer, y convirtió su estancia en
una extraordinaria experiencia para nosotros. Daba gusto escucharle,
pues resultaba una gran oportunidad para aprender y comprender la
amplia visión que tenía de la Cirugía, porque
-además de médico- Kurt Semm era ingeniero, humanista
y poseedor de una cultura universal. Me contó cómo
los cirujanos generales rechazaron de plano la oportunidad que les
brindó de practicar la apendicectomía laparoscópica,
y cómo otro común amigo, el profesor Troidl, que había
operado al propio Semm de apendicitis, comentó al respecto:
a grandes cirujanos, grandes incisiones. Diez años
después, sería Troidl el gran impulsor de la cirugía
laparoscópica en Europa.
Semm vivió sus últimos años entre su casa de
Tucson (Arizona) y su maravilloso piso en München, pues, como
buen bávaro, nunca renunció a su patria chica.
Sinceramente creo que debemos lamentar la pérdida de Kurt
Semm porque con su desaparición la Ciencia Quirúrgica
pierde, sin duda alguna, un hombre preclaro, con una visión
innovadora de nuestra técnica. Creo que Semm habría
sido un magnifico candidato al Premio Nobel, pero lamentablemente
este galardón parece estar vedado para los cirujanos.
Querido Kurt, allí donde estés, recibe el más
sentido homenaje de todos los miembros de esta Sociedad Española
de Cirugía Laparoscópica. Creo expresar el sentimiento
de todos cuando digo que estamos orgullosos de haber tenido un Presidente
de Honor como tú.
Descansa en paz.
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