TÉCNICA LAPAROSCOPICA
El neumoperitoneo se realiza con la aguja de Verres de punción
abdominal, con la misma técnica que en la laparosco-pia electiva,
en la región paraumbilical; o con la técnica abierta
con trocar de Hasson. La existencia de material de laparosco-pia
desechable (dos trócares de 3 mm, una aguja de punción
y una óptica de 2 mm), permite la realización de esta
exploración en la UCI o en la sala de urgencia. La laparoscopia
puede ser realizada en 15-30 minutos, con anestesia local y ligera
seda-ción intravenosa.
Posición del paciente.
Si se sospecha patología del hemiabdomen superior, el paciente
se coloca decúbito supino, con piernas abiertas y apoyadas
sobre perneras, para que el cirujano pueda colocarse entre ellas.
Si por el contrario se van a explorar el hemiabdo-men y la cavidad
pelviana, el paciente debe estar en ligero an-tiTrendelemburg, con
el cirujano situado su izquierda.
1. LESIONES TUBULARES DIGESTIVAS
1.1. Perforaciones digestivas
Se suele encontrar acúmulo de líquido amarillento
- verdoso en la gotiera parieto-cólica derecha (fig. 1).
La existencia de este signo es por si mismo indicativo de tratamiento
quirúrgico, por vía abierta o laparoscópica,
si se tiene experiencia en esta cirugía. En algunos casos
no se descubre directamente la lesión, pero podemos encontrar
signos indirectos: (aquí van las la figuras 1 y 2)
La
exploración de la cavidad abdominal puede realizarse movilizando
con maniobras cuidadosas las asas intestinales y el epiplon con
instrumental laparoscópico. Más difícil será
encontrar las perforaciones localizadas en el retroperitoneo (tercera
porción duodenal) y las lesiones pancreáticas, pero
afor-tunadamente estas lesiones son menos frecuentes.
La cirugía laparoscópica del ulcus péptico
perforado acorta el tiempo de hospitalización, con menor
morbilidad y más confort del paciente. La técnica
quirúrgica deberá ser la misma que en la cirugía
convencional. La cirugía definitiva deberá predominar
sobre la simple sutura de la perforación, pero esto es solo
posible cuando se tiene experiencia en cirugía laparoscópica.
1.2. Oclusión
intestinal
En los casos de oclusión muy evolucionada, la distensión
del abdomen puede dificultar en gran medida la manipulación
laparoscópica de las asas intestinales y la localización
de la lesión responsable del cuadro clínico (fig.
3).
Los mejores resultados se obtienen cuando existen adherencias únicas
en forma "bandeleta" (fig. 4 y 5). Se puede producir una
perforación intestinal yatrogénica cuando existen
adherencias múltiples peritoneales y entre las asas, y cuando
hay distensión e isquemia intestinales (fig. 6).
1.3. Obstrucciones
de colon por enfermedad maligna
Se pueden resolver por cirugía laparoscópica, realizándose
un procedimiento de Hartmann o una colostomía descompresiva.
La tendencia actual es la resección primaria, abierta o laparoscópica.
1.4. Diverticulitis perforada sin contaminación
fecal
En estos casos la exploración laparoscópica se completa
con aspiración y lavado de la cavidad, colocación
de drenajes e instauración de antibioterapia. Si existe contaminación
fecal de la cavidad, es obligada la conversión a cirugía
abierta convencional.
1.5.
Apendicitis aguda
El beneficio en la apendicectomía laparoscópica esta
fuera de toda duda, sobre todo en mujeres jóvenes, en las
que se pueden evitar un 30% de operaciones innecesarias aplicando
métodos laparoscópicos. También es muy eficaz
en pacientes obesos, en los que serán necesarias grandes
incisiones abdominales, así como en pacientes con situaciones
ectópicas del apéndice.
6. Colecistitis aguda
La
colecistectomía laparoscópica por colecistitis aguda
se asocia a una incidencia de conversión superior a la de
la colecistectomía por colelitiasis simple, y también
a un tiempo quirúrgico más largo. Además, la
realización de la técnica en estos casos requiere
experiencia para efectuar correctamente la identificación
del pedículo biliar, la mayor parte de las veces recubierto
por adherencias inflamatorias.
Es recomendable realizar en estos casos colangiografías peroperatorias
y debe efectuarse la conversión a cirugía abierta
siempre que la vía laparoscópica deje de ser segura.
Actualmente la mayoría de los cirujanos con experiencia en
cirugía laparoscópica preconizan esta vía para
la colecistitis aguda, ya que no plantea diferencias significativas
con respecto a la cirugía abierta en cuanto a duración
del procedimiento, posibilidad de realizar colangiografías
peroperatorias y morbilidad y mortalidad, y además aporta
las ventajas de la laparoscopia.
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