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En homenaje al Profesor Kurt Semm, padre de la cirugía laparoscópica y miembro de honor de la Sociedad Española de Cirugía Laparoscópica.


Mi interés por Abu l-Qasim ben al-Abbas az-Zahrawí, conocido universalmente como Abulqasim o Abulcasis, se remonta a hace más de doce años. Un colega alemán me pidió información sobre este personaje que, al parecer, era el primero que había conseguido extirpar quirúrgicamente un bocio con éxito. El libro de Albucasis, Altasrif (Katib at-Tasrif “El saber médico, puesto a disposición del que no ha podido reunirlo”) está disponible en Granada en su traducción al inglés, y en él encontramos la descripción del procedimiento: se trataba de un bocio intratorácico, que fue abierto, esterilizado en su parte intratorácica y luego cauterizado para así disminuir el tamaño del bocio, sin extirpación del tiroides. Mi interés por este médico hispanoárabe creció a medida que lo hizo la investigación de sus técnicas y procedimientos.
Abulcasis (936-1013) nació en las proximidades de Córdoba, en la época de los Omeyas, en el califato fundado por Abderramán III, llamado el Conquistador. Este califa hizo posible en Al-Andalus el nacimiento de un foco intelectual (filosófico, científico y médico) equiparable al de Bagdad. En su época florecieron en Córdoba las “madrazas”, edificios destinados a la enseñanza superior, sobre todo de las ciencias religiosas y la jurisprudencia. Se articulaban en torno a un patio al que se abrían cuatro grandes salas o iwanes, y sobre el que daban las habitaciones de los estudiantes. También creó la Escuela de Traductores de Córdoba. El sucesor de Abderramán III fue al-Hakam II, rey erudito que creó una biblioteca de más de cuatrocientos mil volúmenes.
Abulcasis trabajaba en la Escuela de Traductores y también era profesor en las “madrazas” y trabajaba en los “maristanes” (hospitales). Su famosa enciclopedia “Altasrif” reúne el saber acumulado a lo largo de toda esta experiencia en tres volúmenes que tratan diferentes aspectos de la ciencia médica. El primero, con 55 capítulos, trata sobre el cauterio, el segundo sobre las fracturas y el tercero, con 99 capítulos, sobre operaciones de obstetricia. Además, existe un anexo, que se encuentra también en el “Cronicón” del Reino de Navarra, donde se explica el tratamiento de los enfermos con obesidad mórbida. Abulcasis utiliza el cauterio no sólo para tratar las heridas, como se venía haciendo y como se haría a lo largo de la Edad Media y del Renacimiento, sino también aplicándolo a puntos concretos de la superficie externa de la piel (moxibustión) para de esta manera tratar las enfermedades internas más diversas con éxito. La parte más importante de la obra de Abulcasis es la dedicada a la cirugía, y en ella se describen técnicas como la extracción de cálculos de la vejiga, disección de animales, partos, amputaciones, extracciones de fetos muertos y procedimientos de oftalmología y de otorrinolaringología.
“Altasrif” fue traducido por primera vez por Gerardo de Cremona al latín en la Edad Media. Esta traducción fue seguida por otras varias en Europa. El libro contiene numerosos diagramas e ilustraciones de instrumentos quirúrgicos utilizados o inventados por el autor y constituyó una parte importante del saber médico en los países europeos durante muchos siglos. Entre los instrumentos quirúrgicos inventados o desarrollados por Abulcasis se encuentran: la silla gestatoria, un instrumento para el examen interno del oído, un instrumento para la inspección interna de la uretra y un instrumento para retirar cuerpos extraños de la garganta. También se describe un instrumento que, introducido en la vagina y reflejando la luz del sol a través de un espejo o de una lámpara, permitía ver el hocico de Tenca. Abulcasis señala en sus escritos que las mujeres tenían, con mucha frecuencia, verrucosidades en el hocico de Tenca que se trataban con el cauterio (tratamiento endoscópico). También se describen diversos procedimientos dentales, así como el instrumental utilizado para realizarlos. Desde el punto de vista médico, a Abulcasis corresponde la primera descripción detallada de la hemofilia.
Merece atención especial el tratamiento descrito en el Anexo mencionado para la obesidad mórbida. La historia es curiosa: el rey Sancho, llamado “El Gordo” (era tan obeso que no podía montar a caballo y se le transportaba en un carro), tras la pérdida del reino de León, se refugió en el reino de Navarra, al amparo de su abuela, la reina Tota. Esta estaba emparentada con Abderramán III y le pidió ayuda para tratar la obesidad de su nieto. El califa envió en su ayuda a sus dos médicos, uno de ellos era Abulcasis. Se aplicó a Sancho un tratamiento dietético y de ejercicios muy intensivo y así se convirtió en un valiente caballero que, de nuevo con la ayuda de Abderramán III, reconquistó el reino de León.



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