CONCLUSIÓN
La laparoscopia urológica en España está iniciando su desarrollo actualmente. Concretamente, desde hace dos años se aprecia un progresivo interés en incorporarla en la practica quirúrgica de numerosos servicios de urología. Asimismo, una nutrida actividad docente puesta de manifiesto en los diversos cursos de entrenamiento laparoscópico existentes, tanto abiertos como internos, avala este interés.
Ahora bien, solo un escaso número de hospitales desarrolla una actividad laparoscópica frecuente y sistemática, lo que se traduce en un alto nivel de experienciatécnica.
El análisis de esta experiencia muestra una percepción de mayor dificultad para la prostatectomía radical que para la cirugía oncológica renal, existiendo, además, una asimetría en dicha experiencia: los más expertos en laparoscopia renal están desarrollando la cirugía pélvica y viceversa.