REVISION BIBLIOGRAFICA UROLOGÍA
Agosto – Diciembre 2005
Autores: Galante Romo I; Senovilla Pérez JL y Moreno Sierra J.
Servicio de Urología. Hospital Clínico San Carlos. Madrid.
COMPARACIÓN DE NEFRECTOMÍA ABIERTA VS LAPAROSCÓPICA: ESTUDIO RANDOMIZADO (“COMPARISON OF LAPAROSCOPIC AND OPEN DONOR NEPHRECTOMY: A RANDOMIZED CONTROLLED TRIAL”)
BJU International 2005, (95): 851-855
Nasser Simforoosh, Abbas Basiri, Ali Tabibi.
La nefrectomía laparoscópica en el donante vivo se desarrolló con la finalidad de incrementar el número de donaciones mediante la reducción del número de complicaciones tanto desde el punto de vista de la cirugía como de la recuperación postquirúrgica, así como desde el punto de vista económico al disminuir la morbilidad de la cirugía.
El objetivo del estudio de los autores mencionados es comparar factores como la tasa de supervivencia, resultados tanto en donante como en el receptor, satisfacción del donante y las complicaciones de la cirugía abierta frente a la laparoscópica en lo que al trasplante de riñón de donante vivo se refiere.
Para ello se diseña un ensayo clínico randomizado que realiza el seguimiento de 100 pacientes en cada uno de los brazos. Los criterios de inclusión son: pacientes con BMI (body mass index < 28Kg/m2), ausencia de alteraciones vasculares, edad del receptor entre 18-65 años y sin síndrome hemolítico urémico o glomerulonefritis focal y segmentaria u oxalosis. En todos los casos la nefrectomía es del lado izquierdo. Son siempre los mismos dos cirujanos los que realizan las cirugías, y el mismo cirujano lleva a cabo extracción e implante.
Todos los donantes recibieron la misma preparación previa a la cirugía y aportan como pruebas complementarias una angiografía y pruebas que certifican su correcto estado físico y psíquico. En los pacientes intervenidos con técnica abierta la vía de acceso seleccionada es una lumbotomía en todos los casos. Por el contrario en los pacientes intervenidos por laparoscopia la vía de acceso fue transperitoneal.
En la serie descrita no se observan diferencias significativas entre ambas técnicas en cuanto a estancia hospitalaria se refiere, aunque si resulta estadísticamente significativa la recuperación de las actividades habituales de los pacientes intervenidos mediante laparoscopia. Así mismo también se describe un mejor control analgésico en estos pacientes, si bien no hay diferencias significativas en las dosis analgésicas pautadas.
El periodo de isquemia caliente es significativamente superior en el grupo de pacientes intervenido por laparoscopia, aunque este hecho no parece repercutir en los niveles séricos de creatinina medidos al cabo de una semana, 1, 3, 6 y 12 meses de la cirugía.
No se han observado diferencias significativas en cuanto a la presencia de complicaciones intraoperatorias o del postoperatorio inmediato. En ninguno de los grupos se produjeron complicaciones severas (lesiones vasculares, digestivas...) Para evitar el daño ureteral se llevó a cabo una disección cuidadosa conservando en la medida de lo posible la grasa periureteral evitando así complicaciones posteriores a largo plazo.
NEFRECTOMÍA PARCIAL LAPAROSCÓPICA TRANSPERITONEAL VS RETROPERITONEAL: SELECCIÓN DE PACIENTES Y RESULTADOS PERIOPERATORIOS (“TRANSPERITONEAL VERSUS RETROPERITONEAL LAPAROSCOPIC PARTIAL NEPHRECTOMY: PATIENT SELECTION AND PERIOPERATIVE OUTCOMES”)
J Urol 2005 (174): 846-849
Christopher S. NG, Inderbir S. Gill, Anup P. Ramani
El objetivo del estudio es comparar los resultados de la vía de acceso transperitoneal frente a la retroperitoneal para las nefrectomías parciales laparoscópicas, valorando los resultados perioperatorios y las consideraciones técnicas para cada una de ellas; así como discernir cuales serán las mejores indicaciones para cada una de las vías de acceso.
Los criterios utilizados para la vía de acceso transperitoneal serán la localización anterior o lateral de la lesión, mientras que se lleva a cabo un acceso retroperitoneal en aquellos pacientes donde la lesión se localice en la cara posterior. En caso del acceso transperitoneal se realiza un clampaje del pedículo en bloque con una pinza laparoscópica tipo Satinsky, mientras que en las cirugías retroperitoneales se lleva a cabo un clampaje de arteria y vena por separado con clamps tipo Bulldog.
Durante un período de 3 años se intervienen 100 pacientes vía transperitoneal (TP) y 63 por vía retroperitoneal (RP). La vía transperitoneal se asocia de forma significativa a un mayor tamaño de la lesión (3,2cm vs 2,9 de la vía RP), mayor incidencia de lesión de la vía urinaria ( 79% vs 57% de la vía RP), mayor tiempo de isquemia (31sg vs 28sg), mayor duración de la intervención (3.5 h vs 2.9h) y de la estancia hospitalaria (2.9d vs 2.2 días).
No se han descrito diferencias significativas entre ambas vías de acceso en cuanto a la incidencia de sangrado, complicaciones perioperatorias, niveles de creatinina sérica, requerimientos analgésicos y resultados histológicos se refiere.
Como conclusión los autores recomiendan la realización de una nefrectomía parcial vía transperitoneal en aquellos pacientes que presenten lesiones localizadas en cara anterior o lateral así como en aquellos localizadas en la cara posterior que sean de gran tamaño o tengan una infiltración profunda que requiera una resección sustancial (Heminefrectomía). La vía retroperitoneal quedará reservada fundamentalmente para lesiones de pequeño tamaño localizadas en la cara posterior, preferiblemente con localización posterior medial, debido a que el pequeño espacio que permite esta vía de acceso dificulta de forma notable la exéresis de la lesión en cualquier otra circunstancia.
En la medida de lo posible se prefiere la vía transperitoneal porque permite un mayor margen de maniobra y facilita la reconstrucción renal posterior a la extirpación de la lesión.
REVISIÓN A LARGO PLAZO DE LA COLPOSACROPEXIA LAPAROSCÓPICA (“LONG TERM REVIEW OF LAPAROSCOPIC SACROCOLPOPEXY “)
BJOG 2005 (112): 1134-1138.
Higgs PJ, Chua HL
El objetivo del estudio es revisar de forma retrospectiva los resultados obtenidos utilizando la técnica de colposacropexia laparoscópica llevada a cabo en 140 mujeres intervenidas entre los años 1993 y 1999. Para ello se realizó una revisión sistemática de las historias de la paciente así como una revisión clínica de las mismas, complementada con un test de calidad de vida.
Para valorar la adecuada corrección del prolapso de cúpula y la integridad de la musculatura pélvica se utilizó el cuestionario POP-Q. Aquellas pacientes que no pudieron acudir a la consulta para ser valoradas, contestaron un cuestionario que les fue enviado por correo.
Tan sólo se pudo realizar el seguimiento de 103 pacientes de las 140 intervenidas. El período transcurrido tras la cirugía fue de 66 meses de media. De las 103 pacientes valoradas, 66 pudieron ser examinadas en la clínica, mientras que las 37 restantes contestaron los cuestionarios enviados por correo.
De las 66 pacientes valoradas clínicamente, en 4 de ellas se había objetivado recurrencia del prolapso de cúpula. En 21 pacientes se objetivaba persistencia del prolapso. Sin embargo, y a pesar de la persistencia del prolapso, referían una curación o mejoría de los síntomas un 79% de las 66 pacientes examinadas, mientras que un 38% referían mantenimiento de la sintomatología que presentaban previa a la cirugía. De cada dos mujeres que habían mejorado desde el punto de vista clínico, una había empeorado la sintomatología de prolapso.
La conclusión obtenida en el estudio es que a pesar del alto índice de recurrencia del prolapso de cúpula (42%) en las mujeres que pudieron ser examinadas clínicamente, hay una importante mejoría de la sintomatología (79%) tras la cirugía.