DECÁLOGO DE ÉTICA DEL INVESTIGADOR
Frecuentemente se oye decir que en nuestro tiempo se ha perdido la conciencia del saber en contraste con el utilitarismo, el cual se va imponiendo gradualmente en la tecno-ciencia que configura el tecno-cosmos. Hoy no es posible la realización de una ciencia pura, sino que el investigador, el hombre de ciencia, se ve inmerso en el circuito ciencia-técnica-sociedad. Hay una fuerza autónoma e incontenible como la respiración dice el filósofo Hans Jonas, una pulsión colectiva que lleva a la justificación y legitimación social de hacer todo lo que es técnicamente posible. Se plantean una serie de cuestiones:
- El papel de las modas en las técnicas y métodos en la investigación biotecnológica.
- La presión de la industria de instrumentación en los métodos.
- Hasta que punto ha entrado el consumismo en la práctica médica.
- ¿Quién dirige, en verdad, la investigación: la filantropía, la filotecnía o la economía?
El siguiente decálogo puede servirnos de guía en la práctica:
I.- Procura ante todo mantener la libertad y la independencia de los poderes fácticos en la elección de la técnica a investigar y desarrollar.
II.- No utilices los descubrimientos científicos sino en beneficio de la humanidad y niega tu cooperación a cualquier avance técnico que pueda dañar directamente a los seres humanos y al medio ambiente.
III.- Debes ser consciente en todo momento de los fines que guían tu investigación y debes ser capaz de poner límite a la desmesura porque la tecnociencia no conoce límites.
IV.- Piensa que tu saber es patrimonio de todos los humanos y comunica con honestidad, generosidad y alegría tu propia habilidad.
V.- No pierdas nunca la actitud de búsqueda y el esfuerzo en encontrar la verdad. Llegar al dominio de una técnica es una actitud asintótica y nunca llegarás a conseguirla plenamente.
VI.- Debes ser constante en el trabajo emprendido, si creíste en conciencia que merecía la pena comenzar. Debes estar dispuesto a cambiar tus propias técnicas, si la experiencia te demuestra que no son las mejores.
VII.- No tengas nunca prisa en ser el primero, la prisa te llevará a experimentar técnicas, no bien establecidas y contrastadas, con personas humanas.
VIII.- No extrapoles más allá de los límites de tu propia técnica tus afirmaciones, evitando todo tipo de paternalismo en la relación con el enfermo.
IX.- Debes ser competente en tu técnica, pero huye de la competitividad y de cualquier tipo de lucha en la presentación de los resultados. Que tu filotecnía vaya siempre impulsada por tu filantropía.
X.- Goza siempre con tu quehacer, de manera que tu trabajo en libertad sea la fuente de tu felicidad y realización personal.