Contacto : Dr. P. Moreno de la Santa Barajas, MD, FRCS. [email protected]
Los tumores benignos del esófago son raros, cuando se comparan con otras alteraciones esofágicas como el reflujo, cáncer o divertículos. Su incidencia es menor del 1% de las neoplasias esofágicas. Entre los tumores esofágicos resecados quirúrgicamente, menos del 10% son benignos.
Se presenta el caso de un varón de 34 años que tras sufrir un traumatismo torácico realiza una TC torácica que muestra una masa calcificada de 4 cm de diámetro máximo en el tercio medio-superior del mediastino posterior con calcificaciones groseras en su interior. La masa no tiene grasa en su interior y no presenta invasión de las estructuras de la vecindad, existiendo plano de separación con las estructuras óseas. El resto del estudio a nivel del mediastino es normal. Los hilios y los parénquimas pulmonares son normales (Fig. 1). El paciente estaba asintomático en el momento de la realización de dicha prueba.
Fig. 1. La TC muestra una masa en mediastino posterior.
Desde el punto radiológico presenta una semiología de benignidad con múltiples posibilidades diagnósticas, entre las que no estaba incluido el tumor esofágico. Se realiza una RNM que confirma una masa calcificada en mediastino posterior que no parece infiltrar las estructuras de vecindad (Fig. 2).
Fig. 2. La RNM confirma la presencia de una masa en mediastino posterior adyacente a la vena ázigos.
Se decidió la realización de una videotoracoscopia exploradora para la obtención de una biopsia y resección en su caso. La cirugía se realizó con anestesia general e intubación selectiva con exclusión del pulmón derecho. El paciente fue colocado en posición de decúbito lateral izquierdo. Se colocaron tres trócares de 12 mm. El primero en el 6º espacio intercostal en la línea medio axilar para la introducción del toracoscopio, el segundo y el tercero en el 5º espacio intercostal, línea axilar anterior y posterior respectivamente como puertos de trabajo. Una vez identificada la lesión situada bajo la vena ázigos, se realizó la apertura de la pleura, con disección roma se enucleó la tumoración en su totalidad evitando la apertura de la mucosa esofágica (ver vídeo). Posteriormente y bajo visión directa se realizó la insuflación pulmonar y la colocación de un drenaje pleural. El postoperatorio cursó sin complicaciones y el paciente fue dado de alta hospitalaria al cuarto día.
Se reseca una masa de consistencia dura adherida a la musculatura esofágica, que pesa 24,5 gramos y mide 5 x 5 x 2 cm. De color blanquecino, de consistencia fibroelástica, identificándose múltiples zonas cálcicas. El informe anatomopatológico informa que se trata de un tumor estromal con diferenciación muscular y neural (Fig. 3)
Fig. 3. Microscopía que muestra un tumor estromal con diferenciación muscular y neural.
Se realizó un esofagograma de control en el que el esófago presenta un calibre normal con buena apertura del esfínter esofágico inferior (Fig. 4). A los dos años se realizó una TC en la que no se aprecian lesiones pulmonares ni mediastínicas y la reconstrucciones muestran un esófago de calibre normal (Fig. 5)
Fig. 4. Esofagograma postoperatorio.
Fig. 5. TC a los dos años de la intervención.
El diagnóstico de tumores de mediastino posterior con pruebas de imagen puede ser difícil y no concluyente. La resección de un tumor estromal esofágico por videotoracoscopia es posible. La resección local es suficiente.
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