Cuando empezamos la carrera de medicina, hace ya cinco años, veíamos muy lejos el momento de decidir qué especialidad queríamos ejercer, dentro de un gran abanico de posibilidades que ofrece esta profesión. Conforme fueron transcurriendo nuestros estudios, como creemos que le ocurre a la mayoría de la gente, nos fuimos dando cuenta que nuestras prácticas en la sala de disección atraían más nuestra atención que otras materias, pero aún era muy pronto para decidir nuestro futuro profesional.
Pero para saber si quieres ser cirujano, debes primero saber en qué consiste la cirugía y los diferentes campos que abarca. Y esto se descubre en el quirófano principalmente. Observas, intentando estorbar lo menos posible, el ritual que conlleva una intervención quirúrgica. Te das cuenta de que una operación es como una sinfonía interpretada armónicamente por una orquesta, donde nadie puede desafinar para que el resultado sea un éxito. Parte de ese éxito depende en gran medida del trabajo del cirujano, de su destreza, de los conocimientos, de la sangre fría para tomar decisiones vitales en situaciones críticas, ya que siempre debe saber como actuar y hacerlo correctamente. Esta es la principal preocupación a la hora de saber si seremos capaces de ser cirujanos, aunque con el tiempo, la dedicación, la práctica y la ilusión esperamos conseguirlo.
Hay que tener en cuenta que ser cirujano no sólo consiste en operar sino que tiene una labor mucho más amplia: la relación con el paciente no termina en el quirófano, comienza mucho antes con su cita en la consulta hospitalaria o ambulatoria y continúa con el seguimiento de su evolución hasta su alta en el servicio. Por eso, aunque parezca lo contrario, el cirujano debe saber escuchar al paciente y establecer una adecuada relación médico-paciente para conseguir su confianza ya que pone su vida en sus manos y de ello depende también su evolución satisfactoria y facilita su colaboración.
No debemos olvidar que un médico es también un científico, y no puede conformarse con lo que ya sabe, sino que debe continuar su formación, investigando e intentando poner en marcha programas y técnicas innovadoras, y además compartir su experiencia y conocimientos con estudiantes, residentes y otros compañeros de profesión.
Nuestra experiencia personal nos ha demostrado que la razón por la que alguien decide ser cirujano no reside en el afán de enriquecerse y el reconocimiento social, como la mayoría de las personas piensa, ya que eso sucede sólo en una minoría de los casos. En realidad esta profesión es necesariamente vocacional por el esfuerzo, la entrega, la dedicación y la formación continuada que reclama. Sin embargo todo ello es totalmente recompensado por la satisfacción de poder contribuir a mejorar la salud y calidad de vida de los pacientes que debería ser la única finalidad de la práctica médica a cualquier nivel.
Por último, hasta que consigamos nuestra meta tenemos que aprovechar al máximo las ocasiones de participar activamente en una operación.
Nunca pensaríamos que nos hiciera tanta ilusión que alguien nos dijera: “LÁVATE”.
Héctor Bartolo Hernández, Mª Carmen Carballo López, María Recarte Rico
Alumnos de 5º de Licenciatura de Medicina UCM