INTRODUCCIÓN
La primera ureteroscopia (URS) fue realizada
por Young en el año 1912 (1), pero no se practicó
de forma rutinaria hasta el año 1977, en que distintos autores
demostraron la posibilidad de explorar el uréter con endoscopios
rígidos gracias a la contribución de Hopkins en el
año 1960. Este había inventado un sistema de lentes
que se utiliza en la actualidad en los endoscopios rígidos
(2,3).
Los doctores Pérez-Castro y Martínez Piñeiro,
en el año 1980, diseñaron un instrumento en conjunción
con Karl Storz Instrument (Culver City, CA), de una longitud de
39 cm, que denominaron ureterorrenoscopio, o más apropiadamente
ureteropieloscopio. Este instrumento permitió el gran desarrollo
de esta técnica tal y como la conocemos en la actualidad
(4). Desde entonces, la tendencia ha sido a reducir el calibre de
estos instrumentos pero manteniendo los canales de trabajo que permitan
la introducción de pinzas de biopsia, de cuerpo extraño,
sondas de Dormia y los distintos materiales de litotricia intraureteral.
Todo ello ha sido posible gracias a la incorporación de las
fibras ópticas en estos instrumentos rígidos.
Aunque en un principio la indicación fundamental de la URS
era el tratamiento de la litiasis ureteral, la superación
de la curva de aprendizaje, el perfeccionamiento de la técnica
y el desarrollo tecnológico han hecho posible el tratamiento
de otras patologías del aparato urinario superior.
En la actualidad existen dos grandes grupos de indicación
de realización de una URS: terapéutica y diagnóstica.
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