DISCUSIÓN
En cirugía, Sugarbaker et al.
fueron de los primeros en proponer la laparoscopia diagnóstica
para aumentar la precisión de la causa responsable del dolor
abdominal agudo (8).
La sospecha clínica de apendicitis aguda en la mujer en edad
fértil presenta un índice de error elevado, pudiéndose
reflejar en este grupo de población un índice de apendicectomías
innecesarias del orden del 35%-45%, según las series. La
patología ginecológica es la causa más frecuente
que induce al error con la apendicitis aguda, 27% en nuestro análisis.
En la bibliografía, estudios con o sin aleatorización
(9,10,11,12,13,14) demuestran la ventaja que tiene la laparoscopia
al aumentar la precisión diagnóstica del dolor agudo
abdominal y disminuir las apendicectomías innecesarias que
se practican en las mujeres de edad fértil. En la misma línea,
Sauerland et al. llegan a esta misma conclusión en la revisión
realizada para la Cochrane Database (25).
Todas las pacientes incluidas en nuestra serie (197) hubieran sido
apendicectomizadas sistemáticamente de ser exploradas por
vía convencional abierta, lo que representaría un
índice de apendicectomías blancas del 40% en este
grupo seleccionado de pacientes. Sin embargo, con el uso de la laparoscopia
diagnóstica y abogando por evitar apendicectomías
innecesarias, este índice en nuestra serie se ha disminuido
al 7%.
Los argumentos tradicionales (incisión anatómica en
fosa íliaca derecha, discrepancia entre el diagnóstico
histológico y el aspecto macroscópico normal del apéndice
resecado, y la exéresis profiláctica del apéndice
para que en un futuro no exista una apendicitis aguda) se han utilizado
para justificar la práctica de la apendicectomía sistemática.
Actualmente, en oposición al primer argumento, el acceso
laparoscópico puede quebrantar el clásico aforismo
quirúrgico de incisión en fosa ilíaca
derecha es igual a apendicectomía, ya que obviamente
es diferente a la vía abierta en sus incisiones anatómicas.
Por otra parte, se limita el valor diagnóstico de la laparoscopia
con la práctica de una apendicectomía sistemática.
Así, una de las ventajas de la laparoscopia diagnóstica
es que la técnica se debe emplear solo para hallar la causa
responsable del dolor agudo, y actuar terapéuticamente según
los hallazgos diagnósticos, y no sumar una cirugía
innecesaria.
Algunos autores han referido la trascendencia que puede tener la
exéresis en un apéndice normal por el riesgo que existe
de que el muñon pueda ser foco de infección o causa
de síndrome adherencial (15).
En referencia a la segunda justificación, se ha evidenciado
entre un 5-10% de inflamación aguda de la mucosa del apéndice
resecado (endoapendicitis) en las apéndices que tenían
un aspecto macroscópico normal en el acto quirúrgico.
La posibilidad de que esta entidad histológica pueda evolucionar
a una apendicitis posterior ha sido puesta en duda por diversos
autores (16,17,18,19).
En este contexto, Kraemer (20) cita en su artículo de revisión
un total de 54 estudios, y solo refiere un 0,2% de falsos negativos
(pacientes reintervenidos en su postoperatorio por apendicitis aguda)
en más de 4.200 laparoscopias diagnósticas, sin extirparse
el apéndice en el 37% de las mismas. En nuestra serie no
se ha evidenciado ningún caso.
Estos datos nos invitan a reflexionar. Es controvertido que una
endoapendicitis pueda dar una clínica clara de apendicitis
aguda, que el riesgo de no diagnosticar una endoapendicitis por
laparoscopia es bajo, y que la existencia de esta entidad histológica
puede tratarse con antibióticos.
¿Debemos realizar una apendicectomía profiláctica
de forma sistemática, para que estas pacientes no presenten
apendicitis aguda en un futuro?
Estudios epidemiológicos describen que la incidencia de la
enfermedad es máxima entre los 10-19 años y va disminuyendo
al aumentar la edad, siendo en los menores de 40 años mucho
menor (21).
En el estudio de Welch et al. se concluye que se requieren 7 apendicectomias
blancas para prevenir un caso de apendicitis aguda entre los 15-19
años de edad. Por otra parte, en los pacientes mayores de
65 años se necesitarían 100 apendicectomías
blancas para prevenir un caso de apendicitis aguda y 7.000 para
evitar las complicaciones de mortalidad de esta enfermedad (22).
En el estudio longitudinal de Van de Broek et al., con un seguimiento
medio de 4.4 años, solo un paciente de 104 casos en que se
dejó el apéndice fue intervenido de apendicitis aguda.
Los autores concluyen que la posibilidad de desarrollar una apendicitis
estos pacientes no es mas alta que en la población normal,
no existiendo por tanto una base lógica para la apendicectomía
profiláctica (19).
Tampoco se reintervinieron de apendicitis aguda los 7 casos documentados
por Van Dalen et al. (12) después de dejar el apéndice
en la cavidad abdominal sin hallarse la causa que justificará
el dolor agudo (laparoscopia blanca) en los 10 años de seguimiento
de su estudio.
Con todos estos datos creemos que actualmente la apendicectomía
profiláctica es una práctica controvertida y se deberían
evaluar muchos parámetros para su justificación.
En nuestro estudio los seguimientos han sido a corto plazo (seguimiento
postoperatorio de 3 meses) y no podemos evidenciar los resultados
a largo plazo que cita la literatura, pero creemos que es muy interesante
el cambio de estrategia de dejar de practicar la apendicectomía
sistemática, siempre que el diagnóstico fuera diferente
al de la apendicitis aguda o en enfermedades que no cursen con un
dolor abdominal recurrente como la endometriosis o la fiebre mediterránea
familiar, en cuyo caso sí creemos que está justificada
la apendicectomía por facilitarnos el diagnóstico
diferencial en brotes futuros de estas enfermedades.
La técnica laparoscópica diagnóstico-terapéutica
en nuestro estudio evidencia ventajas: alta fiabilidad diagnóstica
(solo en 6 casos -3%- se optó por la conversión para
verificar los hallazgos) y permite evitar la práctica de
cirugía innecesaria (7% de apendicectomías blancas).
Este índice se acerca al 5% referido en la literatura para
los hombres de la misma edad que la población diana, reflejando
que la laparoscopia posee la ventaja de darnos un índice
similar de apendicectomías blancas independiente de la variable
del sexo en pacientes que tienen la misma edad. Y ha evitado en
un 92.4% la laparotomía convencional, con las consecuentes
ventajas (disminución de la tasa de infección de la
herida y de eventración, mejores resultados cosméticos).
Un parámetro interesante a evaluar es el de las laparoscopias
blancas, no olvidemos que la técnica necesita de una anestesia
general para su ejecución. Este índice nos indica
que no debemos caer en la trampa de forzar la indicación
de exploración quirúrgica aunque sea realizada por
métodos mínimamente invasivos, debiendo aumentar la
precisión del diagnóstico clínico para tener
una tasa aceptable de exploraciones quirúrgicas sin hallazgos.
La literatura refiere entre un 2%-15% (3,23,24), en nuestro análisis
se documenta un 7%.
En conclusión, la laparoscopia es el acceso quirúrgico
de elección ante la sospecha de apendicitis aguda en una
mujer de edad fértil. Destaca como ventaja del uso de este
método la alta fiabilidad diagnóstica, evitándose
laparotomías terapéuticas en un alto porcentaje por
ser el tratamiento laparoscópico una extensión de
la vía laparoscópica diagnóstica. Basándonos
en los estudios epidemiológicos, los clínicos a corto,
medio y largo plazo y los histológicos, es seguro dejar el
apéndice en la cavidad abdominal si el diagnóstico
mediante la técnica es diferente al de una apendicitis aguda,
disminuyéndose así el alto índice de apendicectomías
innecesarias que se practican en este grupo de población
y evidenciándose un índice similar de apendicectomías
blancas independientemente de la variable del sexo.
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