DISCUSIÓN
El estudio de las adherencias peritoneales postquirúrgicas
reviste una gran dificultad. Ello es debido a los distintos sistemas
que se integran en proceso de la reparación peritoneal: cascadas
de la coagulación, respuesta inflamatoria, cicatrización,
etc. Todos los procesos implicados en la formación de adherencias
convergen en la formación de trombina y de fibrinógeno.
Como consecuencia de la interacción de ambos, se obtiene
fibrina. Esta fibrina es soluble en un primer momento, pero se convierte
en una matriz insoluble al reaccionar con otras sustancias como
la fibronectina. Esta matriz de fibrina es el predecesor de la adherencia.
Sin embargo, la matriz puede tomar dos direcciones: organizarse
e integrar colágeno y neovasos y convertirse en una firme
adherencia, o bien desaparecer por un fenómeno de lisis,
llevado a cabo por la plasmina. Pero la plasmina no existe como
tal, y necesita ser activada a partir de un sustrato inactivo que
es el plasminógeno. El principal activador del plasminógeno,
presente en sangre y tejidos, es el activador tisular del plasminógeno
(tPA). Así pues, si es el sistema fibrinolítico el
que predomina, se llevará a cabo la destrucción de
la matriz de fibrina y la restitución de la normalidad. Pero
si no es así, la matriz de fibrina acabará convirtiéndose
en la adherencia fibrosa. Por estas razones decidimos comprobar
experimentalmente cómo eran los niveles de tPA y PAI en el
peritoneo normal y secuencialmente después de una agresión
peritoneal similar a la cirugía.
Decidimos producir una lesión por abrasión en el peritoneo,
intentando para estandarizarla, ceñirnos a una superficie
marcada de 1 cm_ y al tiempo empleado. Utilizamos la secuencia temporal
para sacrificar a los animales de 24, 48 y 72 horas por las siguientes
razones: 1. El período crítico en el que la matriz
de fibrina es lisada o se organiza es entre las 48-72 tras la agresión
peritoneal 10, 11. 2) Se ha descrito una respuesta bifásica
del peritoneo a la agresión 18. Una disminución precoz
de la actividad global de la actividad del plasminógeno debida
al descenso per se del tPA y otra más tardía
por el aumento de sus inhibibidores. En cuanto a lo que se refiere
a los métodos de medición del tPA y su inhibidor el
PAI-1, existen varios en la literatura aunque clásicamente
se han empleado dos: el método fibrin-plate 22
y la técnica de Todd (fibrin slide).23 No obstante,
también existen otros: método Kwann & Astrup24,
inmunoanálisis ligado a enzimas 23, método espectrofotométrico25,
(consiste en una modificación del método propuesto
por Drapier (1979) 26, fibrin autograph technique 27, etc. El método
empleado en el trabajo está basado en el espectrofotométrico.
Utilizamos unos kits suministrados por los laboratorios Chromogenix®
(Barcelona, España). Estos kits están ideados para
medir estas sustancias en plasma humano. La originalidad de nuestra
técnica consiste en preparar el extracto peritoneal de forma
que las alícuotas finales obtenidas, sean perfectamente utilizables
en estos kits.
Existen trabajos que ponen de manifiesto la menor incidencia de
adherencias en pacientes intervenidos por vía laparoscópica:
Robert 28, Nezhat, 29 Lundorff 30 En relación con estos trabajos,
tanto Dexter 31 como Rahr, 32 describen un aumento de la actividad
fibrinolítica en plasma, después de intervenciones
por vía laparoscópica. A la luz de los trabajos parece
que en los últimos tiempos está quedando de manifiesto
la superioridad de la vía laparoscópica a la hora
de prevenir la formación de adherencias. De todas formas,
la cirugía mínimamente invasiva continúa siendo
una técnica quirúrgica que de una forma u otra lesiona
el peritoneo e induce la formación de adherencias postoperatorias.
En este sentido, cabe destacar algunos trabajos que resaltan la
lesión que el neumoperitoneo produce en la superficie mesotelial
(isquemia superficial)33,34, disminuyendo la actividad del plasminógeno
con respecto a la basal y constituyendo por lo tanto un estímulo
para la formación de adherencias. En nuestro trabajo, en
conjunto, existe una menor tendencia precoz a la formación
de adherencias en los animales intervenidos por laparoscopia, que
se pone también de manifiesto en el análisis bioquímico
y en el macroscópico de las mismas: el 83.3% fueron escasas
y existieron diferencias estadísticamente significativas
a favor de la laparoscopia cuando se comparó con el grupo
control.
El empleo de la heparina ya había sido llevado a cabo con
anterioridad en la práctica quirúrgica y evidenciada
su efectividad35,39. En nuestro estudio hemos empleado la Bemiparina®
a dosis de 300 UI diluidas en 30 mL de suero y administrada intraperitonealmente
al término de la intervención. Todos los valores de
tPA son superiores a los observados en el grupo basal, excepto a
las 72 horas en las que es algo menor (aunque sólo a las
24 horas las diferencias son estadísticamente significativas),
permaneciendo la tendencia a ir subiendo progresivamente, a partir
de las 48 horas. Los datos bioquímicos se correlacionan con
los macroscópicos, en el sentido de menor formación
de adherencias: el grupo tratado con heparina de bajo peso, presentó
adherencias en un 41.6% (5 animales) y todas fueron escasas. Estos
resultados son congruentes con todos los trabajos que hablan a favor
de la heparina en la profilaxis adherencial.
Son muchísimos los trabajos que avalan la utilidad del Interceed®
para prevenir las adherencias peritoneales. Asimismo, hemos encontrado
varios trabajos, en los que los autores emplean la asociación
de Interceed® y heparina sódica con éxito en la
profilaxis adherencial36-42. No obstante, también se han
encontrado trabajos que no encuentran beneficio con su uso41, datos
estos que no son congruentes con nuestros hallazgos. Todos los estudios
anteriormente citados se basan en la acción sinérgica
de la barrera y la heparina: la barrera reabsorbible Interceed®,
funciona como una superficie que se interpone entre las dos zonas
lesionadas, el tiempo suficiente como para impedir la coaptación
de ambas durante la reparación peritoneal. Además,
en este caso serviría de transporte a la heparina, que se
iría soltando poco a poco y localmente en la zona dañada,
ejerciendo así un efecto progresivo y mantenido en el tiempo.
A este mecanismo mecánico se une el efecto de la heparina.
Conviene a continuación detallar las diferencias más
importantes entre nuestro trabajo y lo publicado hasta ahora, y
lo que lo hace original:
- En todos los casos se empleó heparina sódica.
No hemos encontrada referencias de trabajos con asociación
entre celulosa oxidada regenerada y heparinas de bajo peso. Nosotros
hemos utilizado concretamente la Bemiparina®.
- Ningún estudio evalúa conjuntamente los resultados
macroscópicos, junto a los bioquímicos, es decir,
no se analiza la repercusión que sobre la actividad fibrinolítica
peritoneal puede tener el empleo de estas dos sustancias.
- En todos los estudios reseñados en la literatura quirúrgica
se aplica la heparina sódica diluida en 1.0 mL de suero
salino, sobre la malla, en el mismo momento de la colocación
de la misma, con lo que resulta muy difícil saber exactamente
qué cantidad de heparina se encuentra absorbida en la malla,
y qué cantidad se diluye en plasma, suero, sangre, etc.
Nosotros aplicamos la heparina sobre la malla previamente a su
colocación, en condiciones estériles, y esperamos
a su desecación sobre ésta en una campana de flujo
laminar de aire.
En definitiva, los datos bioquímicos en su
conjunto muestran una menor tendencia a la no formación de
adherencias. Estos resultados se correlacionan con los macroscópicos,
ya que el grupo con mayor número de ninguna adherencia
es el D, es decir las ratas tratadas con mallas de celulosa oxidada
y heparina, con un 83.3% (10 individuos) que no presentaron ninguna
adherencia. Hubo diferencia estadísticamente muy significativa
cuando se comparó con el grupo control, y significancias
al 80% cuando se comparó con los demás grupos, incluyendo
el tratado sólo con heparina.
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