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COMPLICACIONES NO TÉCNICAS

Intraoperatoriamente, la creación del neumoperitoneo puede ocasionar la aparición de bradiarritmias (2) debido a la estimulación vagal causada por la distensión peritoneal por el gas insuflado. También pueden exacerbarse dichas arritmias por la utilización de los más nuevos relajantes musculares de acción intermedia que carecen de actividad vagolítica. La estimulación vagal también puede explicar los raros episodios de bloqueo sinusal y el bloqueo auriculoventricular completo que se han observado durante la ligadura de trompas con electrocauterio por laparoscopia. En cualquier caso, el tratamiento de estas arritmias consistirá en la inmediata finalización del estímulo quirúrgico, la evacuación del neumoperitoneo y la administración de un anticolinérgio como el glicopirolato.
Por otro lado y como consecuencia de la utilización del dióxido de carbono para el neumoperitoneo, sobre todo durante procedimientos de larga duración, puede producirse una hipercarbia (2). Las arritmias que más comúnmente se asocian con la hipercarbia son las taquiarritmias supraventriculares y los complejos ventriculares prematuros. Además, la hipercarbia es preocupante en pacientes con presión intracraneal elevada a causa de el probable aumento del flujo sanguíneo cerebral durante al insuflación peritoneal con CO2
El embolismo gaseoso ocurre por insuflación intravascular (1,2). Es una complicación poco frecuente que aparece únicamente con la utilización de la aguja de Veress, con una incidencia del 0.003%. El descenso de la incidencia del embolismo gaseoso durante los últimos 40 años se debe principalmente a los avances de la electrocoagulación y de los sistemas de láser (p.e al evitar el enfriamiento por gas) y a la mejor regulación de la presión del neumoperitoneo por los insufladores automáticos. Mientras se tenga cuidado en verificar la correcta colocación peritoneal de la insuflación, la incidencia de esta complicación será baja. En caso de que se sospeche esta complicación, y si la auscultación pulmonar es sugerente, se deberá desinsuflar la cavidad abdominal, colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo e introducir una vía central hasta las cavidades derechas para proceder a aspirar el gas.
La cirugía laparoscópica ha traído un cambio en el tipo de complicaciones postoperatorias. La reducción de complicaciones pulmonares ha sido incontrovertible. Las atelectasias y la neumonía han pasado de ser una de las causas de morbi-mortalidad más comunes tras la colecistectomía a ser anecdóticas incluso en las más amplias series multicéntricas. Esto parece debido a que el abordaje laparosópico produce menos efecto restrictivo sobre la función pulmonar en el postoperatorio inmediato (15), lo que la hace especialmente recomendable en pacientes con patología pulmonar previa.
La enfermedad tromboembólica postoperatoria es un riesgo al que se ven sometidos todos los pacientes intervenidos quirúrgicamente. Diversos factores como los antecedentes de trombosis venosa profunda, la enfermedad neoplásica, la edad avanzada, el tabaquismo, la obesidad, el encamamiento prolongado o la anestesia general se han relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar esta complicación. El riesgo de ETEP en el abordaje laparoscópico (16-20) puede verse incrementado por la concurrencia de diversos factores que favorecen el estasis venoso transoperatorio: 1.Colocación del paciente en anti-Trendelemburg; 2. Aumento de la presión intraabdominal; 3.Aumento de la presión de ventilación; 4.Hipercoagulabilidad. Esto ha hecho considerar a la cirugía laparoscópica del piso abdominal supramesocólico como un procedimiento de riesgo aumentado de ETEP por lo que se postula la realización de profilaxis sistemática. Los sistemas de compresión secuencial transpoperatorios y postoperatorios en las piernas (17) o la combinación de heparinas de bajo peso molecular y compresión transoperatoria de los miembros inferiores (20) ha demostrado su seguridad como medidas de prevención. Sin embargo, el riesgo en procedimientos pélvicos que requieren la posición en Trendelemburg, que favorece el retorno venoso, no es bien conocido.

 

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