La revista SECLAEndosurgery que el lector tiene, iba a decir “entre sus manos” pero debo cambiar la frase convencional y escribir “en su pantalla”, ha cumplido ya cuatro años en su cita puntual con los lectores. Nació rompiendo moldes, porque nunca se publicó en papel. Algunos le vaticinaron una existencia fugaz. Otros pensarían que era una forma poco seria, hasta esnob, de difundir el conocimiento científico.
Tal vez sea el momento de preguntarnos cual es la esencia de una revista. Los que piensen que el soporte de papel es lo que define a una revista tendrían que profundizar en su argumento… y saldrían de su error. ¿Qué tipo de papel? ¿Por el gramaje? ¿Si es satinado, cuché o mate? ¿Papel reciclado? ¿Papel libre de ácido? Si el papel fuera lo que define la calidad de la revista probablemente pugnaríamos por publicar revistas en pergamino y se nos anunciaría que su calidad es tal o cual.
Definitivamente, no es el papel lo que define la revista. Una revista se define por su contenido científico, que debe ser patrocinado por instituciones o sociedades científicas, respaldado por firmas reconocidas, avalado por revisiones críticas de otros científicos, con continuidad y periodicidad en su aparición, con presencia y visibilidad en las bases de datos, con garantía de almacenamiento en el tiempo y posterior posibilidad de recuperación. Los organismos internacionales identifican las revistas mediante un número, el ISSN, SECLAEndosurgery lo tiene, y no hay distinción hoy día entre revista en papel y revista electrónica.
A los inmovilistas que en algún momento dudaron de que una revista pudiera nacer y sostenerse exclusivamente en soporte electrónico hay que invitarles a cambiar de opinión. Hoy día cualquier revista que se precie ofrece su contenido de manera simultánea en soporte de papel y en soporte magnético. La visibilidad de las revistas se mide por su presencia en las redes electrónicas. Los editores se esfuerzan, a pesar de la inversión económica que supone, en trasladar a soporte electrónico sus números históricos. Cuando pedimos a una base de datos un ejemplar de muchos años atrás, nos lo “escanean”, es decir, de manera personalizada y puntual nos lo traducen a versión electrónica.
Trasladémonos de manera imaginaria por un momento al futuro de nuestros nietos: ¿que pensarán ellos de sus antepasados, al imaginarlos talando árboles y más árboles, para dar soporte al lenguaje escrito y ocupando espacios sin límite para su almacenamiento posterior?
Y si nos trasladamos cinco mil años atrás, probablemente veríamos a los inmovilistas de hace cincuenta siglos riéndose de los que, despreciando la piedra para los escritos se pasaran al papiro, por su fragilidad y vulnerabilidad.
Del mismo modo que la comunicación epistolar clásica ha sido sustituida, sin posibilidades de retorno, por la comunicación por e-mail y la firma convencional tiene su alternativa en la firma electrónica, avalada por el Banco de España, las revistas científicas, igual que hacen los periódicos, los libros, los documentos, la legislación, se ofrecen de manera alternativa en soporte electrónico, lo que les da infinitamente mayor difusión, digamos que ilimitada.
La revista SECLAEndosurgery es tan revista como cualquier otra y su valor intrínseco radica, no en la celulosa de la que prescinde, que por otra parte no podría transmitir imágenes dinámicas, sino en la calidad de su mensaje, en su visibilidad, en la sociedad científica que la avala, en el respaldo que tiene del Instituto Carlos III, en su factor de impacto y en su presencia en bases de datos electrónicas.
Si las revistas convencionales tienen su alter ego en la versión electrónica, incluso, en puridad, con un número diferente de ISSN, y a veces con contenidos diferentes, ampliados o adelantados, la revista SECLAEndosurgery nació ya sin la rémora del papel, pero siendo por todo lo demás un vehículo científico similar.
Y como de lo que se trata es de servir a la ciencia, invito a los editores, patronos científicos, patronos institucionales, colaboradores y lectores de SECLAEndosurgery a zanjar esta discusión bizantina para siempre en el convencimiento de que hay que dedicar todos los esfuerzos a incrementar la difusión del conocimiento buscando el rigor. Y los árboles que se queden en su sitio.
Dr. Jesús Manuel Culebras Fernández
