Berchi, FJ. Tratamiento laparoscópico de la hernia de Morgagni-Larrey en la infancia. Seclaendosurgery.com (en línea) 2003, no, 2. Disponible en Internet: http://www.seclaendosurgery.com/seclan2/art04.htm. ISSN: 1698-4412.
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RESUMEN
Presentamos el caso de un niño de dos
años y medio de edad, con síndrome de Down, portador
de una gran hernia de Morgagni-Larrey, que fue intervenido por laparoscopia
realizándose el cierre del defecto diafragmático con
sutura monofilamento entre el borde anterior del diafragma y el
peritoneo retroesternal, retrocostal y periostio. Requirió
reintervención por recidiva a las dos semanas, y la misma
se realizó de nuevo por vía laparoscópica,
suturándose el borde diafragmático con puntos en "U"
a la pared esterno-costal por medio de una aguja de Keith, según
la técnica de Newman et al. El postoperatorio cursó
sin incidentes.
INTRODUCCIÓN
La hernia retroesternal es un defecto congénito
raro, que constituye entre un 2% y un 5% de todas las hernias diafragmáticas.
La hernia de Morgagni es el resultado de un fallo en la unión
entre la porción central y lateral del diafragma que causa
un orificio a nivel retroxifoideo. El saco contiene habitualmente
el colon transverso, el epiplón y, a veces, el intestino
delgado o el lóbulo hepático izquierdo.
El defecto diafragmático que se observa
en este tipo de hernia es antero-medial en la unión del septum
transverso del diafragma y la pared torácica. Se define como
hernia de Morgagni "pura" aquella en la que el defecto
ocurre en el hiato esterno-costal derecho. Si se trata de una hernia
de Larrey, el defecto se localiza en el lado izquierdo.
Según Petrovsky et al., los defectos
congénitos del diafragma se encuentran con una frecuencia
tres veces superior a la de las hernias falsas. La mayoría
de los pacientes son portadores de una fisura de Larrey (51,97%).
La incidencia de la hernia verdadera (Morgagni) es tres veces inferior
a la de Larrey. Lo típico es que exista un saco herniario
por donde se hernian usualmente el colon y el intestino delgado.
El hígado raramente participa en este proceso de herniación.
Lo más frecuente es que se encuentre esta patología
en niños mayores y en adultos, ya que es asintomática
y casi siempre se descubre incidentalmente como una masa o una sombra
aérea/líquida en un examen radiológico del
tórax (que accidentalmente descubre la misma). Sin embargo,
una mejor definición de imagen se logra con la radiografía
lateral de tórax, el enema opaco y la TAC.
Si existen síntomas, se suelen deber
a la incarceración visceral. Ante esta sospecha, se intenta
establecer un diagnóstico completo y definir el contenido
herniario. A veces es necesario administrar bario por vía
oral o por enema opaco o realizar una tomografía computerizada
(scanner) o una ecografía. El diagnóstico diferencial
se establece con: tumores de mediastino y pulmón, cojinetes
de grasa pericárdica, atelectasia, neumonía y quistes
pericárdicos, mediastínicos o diafragmáticos.
Creemos que es obligatorio realizar el tratamiento
quirúrgico. El abordaje se realiza clásicamente por
vía abdominal, y tras la reducción del contenido,
se cierra el orificio herniario con suturas de material no absorbible.
La endocirugía pediátrica ha sustituido el abordaje
tradicional de esta patología: hoy en día muchos pacientes
son tratados sistemáticamente por técnicas laparoscópicas.
CASO CLINICO
Niño de 2 años y medio de edad
que es remitido a nuestro servicio por presentar un cuadro de afectación
broncopulmonar, con fiebre alta, tos y malestar general. Al examen
físico presentaba un enrojecimiento en la garganta. A la
auscultación se objetivaban signos y síntomas de bronquitis.
En el estudio radiológico de tórax apareció
una masa cardiofrénica anterior similar a un tumor. Se
realizaron un enema opaco (Fig. 1) y una tomografía computerizada
que identificaron la presencia de una hernia tipo Morgagni-Larrey
sin otra patología acompañante.
Para corregir la hernia se utilizó
un abordaje laparoscópico. Para ello, se realizó un
neumoperitoneo con CO2 de unos 8 mmHg mediante laparoscopia abierta
con una pequeña incisión supraumbilical, por donde
se introdujo un trócar de Hasson para una óptica de
5 mm y 0†. Se introdujeron dos trócares de 3 mm en el abdomen
superior derecho e izquierdo, a la altura de la línea clavicular
media, por encima de la línea umbilical.
La exploración de la cavidad demostró
un defecto diafragmático central a la derecha e izquierda
del ligamento falciforme, de unos 4x2 cm y 6x3 cm respectivamente.
Se
seccionó el ligamento bajo visión directa, dejando
un gran defecto común central por donde se reintrodujeron
todas las asas intestinales dentro de la cavidad abdominal, exponiendo
ampliamente el defecto y resecando del resto del ligamento falciforme
(Fig. 2). Se efectuó una sutura del labio posterior diafragmático
al peritoneo retroesternal y retrocostal incluyendo el periostio
y un pliegue parcial del saco herniario con puntos de monofilamento
2-0 anudados dentro de la cavidad. El postoperatorio inmediato fue
normal, pero días más tarde, al realizar un control
clínico y radiológico, se objetivó la recidiva
de la hernia.
Una semana más tarde se realizó
la reintervención por vía laparoscópica, encontrándose
adherencias firmes de epiplon y asas intestinales en cavidad torácica.
Se
liberaron cuidadosamente las adherencias con termocauterio, pese
a lo cual se produjo un pequeño desgarro de asa de intestino
delgado, que se suturó inmediatamente, continuando la intervención
por vía laparoscópica. Una vez liberado todo el defecto
oval de la hernia, se procedió al cierre del defecto lacunar
diafragmático mediante suturas desde la pared anterior del
abdomen (y/o tórax bajo) al borde anterior del defecto diafragmático
(Fig. 3), utilizando de 5 a 6 puntos de material no absorbible (monofilamento
de 2-0), que se anudaron extracorporalmente. Los puntos se realizaron
en forma de "U" utilizando una aguja de Keith (tipo Reverdin),
según la técnica descrita por Newman et al. (Fig.
4)
El curso y recuperación postoperatoria del paciente fueron
normales, siendo dado de alta a los 5 días. El control radiológico
inmediato no mostró ninguna patología ni signos de
recidiva local.
DISCUSION
La primera reparación laparoscópica
de hernia de Morgagni-Larrey fue descrita por Kuster et al. (1)
en 1992. Desde entonces han sido tratados por éste abordaje
muchos niños (2,3,4,6,7,8,9,10,11,12,13). La experiencia
internacional sugiere que la cirugía mínimamente invasiva
es muy útil para la reparación de este tipo de hernias.
La gran ventaja que ofrece este abordaje es que presenta una visión
clara y directa del defecto lacunar (14) y la reducción de
la hernia es sencilla de realizar, aún en presencia de adherencias.
El tiempo quirúrgico, la recuperación del paciente
y los resultados cosméticos son excelentes.
La mayoría de los autores no son partidarios
de extirpar el saco herniario (1). Otros llaman la atención
sobre la posible formación de espacios quísticos en
el saco remanente in situ, por lo que recomiendan un buen drenaje.
Se ha observado que la cavidad residual se oblitera espontáneamente.
Nosotros no somos partidarios de resecar el saco por temor a una
lesión pericárdica.
La malla protésica se usa en poco más
del 50% de los casos, cuando el defecto diafragmático es
muy grande. La herniorrafia laparoscópica se puede realizar
mediante sutura por transfixión, manteniendo una buena tracción
y junción de los bordes herniarios. El borde anterior diafragmático
se fija a la pared anterior del tórax mediante dos filas
de puntos en "U" con material no absorbible de 2-0. Estas
dos filas de puntos atraviesan todo el espesor de la pared torácica
anterior, con excepción de la piel y el tejido celular subcutáneo,
y se anudan bajo tracción por encima y por debajo de la costilla
correspondiente (Fig. 4). Al atravesar el espacio intercostal se
oblitera el orificio diafragmático producido por el defecto
congénito, lo que da estabilidad suficiente al cierre.
CONCLUSION
Creemos que la hernia de Morgagni-Larrey es
una buena indicación para el abordaje laparoscópico
en pacientes pediátricos, ya que confirma el diagnóstico
y a la vez permite la reparación efectiva del defecto herniario.
La técnica laparoscópica es fácil, delicada
y permite una recuperación rápida del paciente.
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