INTRODUCCIÓN
"A Chirugien should have three dyvers properties in his person, that is to saie, A harte of a lyon, Eyes like the eyes of a hawke, and Handes like the handes of a woman". John Halle (1529-1568), en la "Epistle to the Reader" de su traducción de la "Chirugia Parva" de Lanfranc.
Según esta antigua frase, un buen cirujano debe poseer tres cualidades: corazón de león, ojos de águila y manos de dama. En los hospitales públicos españoles, las manos femeninas representan un 20% en unos servicios quirúrgicos dominados por hombres mayores de 50 años. Las posibilidades de promoción y ascenso son escasas, a pesar de que las doctoras jóvenes estudiantes y residentes- superan en número a los varones. En una década, cuando la jubilación deje sin reemplazo al grueso de los servicios quirúrgicos de los hospitales públicos españoles, la crisis de la cirugía en nuestro país será patente.
Dra. Elena Ortíz Oshiro.
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Dra. Carmen Hernández
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Servicio de Cirugía General y Digestivo I. Hospital Clínico
San Carlos, Madrid.
Olga Robles Santín
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Todos
los profesionales de la cirugía nos enfrentamos a diario
a los cada vez más complejos y acuciantes problemas de esta
profesión. En el caso de las cirujanas, las dificultades
que debemos afrontar por razón de nuestro sexo son, además,
una carga añadida que a menudo nos hace cuestionarnos si
el largo y esforzado camino recorrido ha servido para algo.
La cirugía, que es sin duda una de las especialidades más hermosas, creativas y satisfactorias que existen, pasa en la actualidad por uno de los peores momentos de su historia en nuestro país: todos somos conscientes de la falta de motivación que se respira entre los cirujanos, de la escasa compensación tanto económica como profesional que recibimos, de la situación de subempleo en que subsisten muchos de nuestros compañeros y de la consecuencia inmediata de todos estos hechos: la falta de estímulo para la formación en esta especialidad.
A esta triste y cruda realidad se le une otra: la cada vez mayor
presencia femenina en las aulas de nuestras facultades. La consecuencia
directa de este hecho es la creciente incorporación de la
mujer a todas las especialidades. La cirugía no es una excepción.
Nuestros colegas asisten atónitos durante los últimos
años a la "invasión" femenina de una de
las especialidades que durante tantos siglos fue "territorio
masculino". Por eso nos preguntamos cuál es en nuestros
días la situación de la mujer cirujano, su papel en
la asistencia, la docencia y la investigación. Para ello
hemos entrevistado a varios de nuestros colegas acerca de diferentes
aspectos relacionados con su actividad diaria.
¿Podremos concluir que la cirujana del siglo XXI afronta
sus retos en igualdad de condiciones respecto a sus colegas, o deberemos
esperar varios siglos más
?
Un poco de Historia
La presencia de la mujer en la Cirugía se inició hace
5.500 años, cuando los súbditos de la reina Shubad
de Ur depositaron instrumentos quirúrgicos de pedernal y
bronce en su tumba para que pudiera practicar la cirugía
en el más allá. Pueden encontrarse pruebas de la existencia
de mujeres cirujanas en pinturas de templos y tumbas de las civilizaciones
egipcia, sumeria, babilónica, griega y romana (1,2). A partir
de aquí, numerosas
figuras femeninas sobresalieron en este campo,
hasta que la teocracia machista del XVI comenzó a excluir
a las mujeres de la práctica médica.
En España y fuera de nuestras fronteras
Volviendo a nuestros días, y según los datos más
recientes del Instituto Nacional de Estadística, en el año
2000 el porcentaje de mujeres colegiadas como médicos era
del 37,82% del total (figura 1).
Esta feminización de la medicina es aún más
evidente en las aulas de las facultades de todas las universidades
españolas. También sabemos que el número de
residentes de Cirugía de sexo femenino en nuestros hospitales
ha crecido de manera espectacular en los últimos años.
Pero, ¿cómo acceden estas profesionales, una vez formadas,
al mercado laboral? ¿De qué forma y en qué
medida ocupan la parcela que les corresponde en el desarrollo de
su profesión? La respuesta a estas preguntas es uno de los
objetivos del presente trabajo: realizar una aproximación
lo más directa y realista posible a la situación de
las mujeres en el desarrollo de su profesión como cirujanas
generales y del aparato digestivo.
En otros países, la atención a los problemas de la
integración laboral de las mujeres en todos los ámbitos
profesionales ha llevado a la creación de organizaciones
que intentan mejorar la situación de las mujeres partiendo
del reconocimiento de las dificultades que tienen que afrontar en
comparación con sus colegas masculinos.
Así, la
Asociación de Mujeres Cirujanas americana (AWS),
fundada en 1981 y conocedora de la realidad de ese país -9,5%
de mujeres en el total de especialistas en Cirugía General
en el año 2000- (Figura 2), intenta "inspirar,
alentar y permitir a las mujeres cirujanas realizar sus metas profesionales
y personales".
En nuestro entorno europeo, más cercano, también existe
una progresiva sensibilización hacia el tema que nos ocupa.
El Women
in Surgery Training (WIST), dependiente del Royal
College of Surgeons inglés reconoce que, a pesar
de que más del 70% de los estudiantes de Medicina son mujeres
en algunas facultades (situación esta que también
se produce en España), solo
el 6% de los cirujanos "consultant" equivalentes
a los jefes de Servicio o de sección- son mujeres,
solo el 16% de los "registrars" médicos especialistas-
lo son y solo el 24% de los residentes de cirugía general
lo son.
La escasa representación femenina entre los profesionales
de la cirugía preocupa ya a ciertos organismos docentes que,
como la Universidad
de Washington, intentan promover activamente la captación
de mujeres entre sus estudiantes y residentes de cirugía.
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