Pardo Martínez, C. Pérez Contín, MJ. Hernández Pérez, C. Peña Soria, J. Álvarez Fdez- Represa. Linfocele tras transplante renal: diagnóstico y opciones terapéuticas. Selcaendosurgery.com (en línea) 2003, no, 3. Disponible en Internet: http://www.seclaendosurgery.com/seclan3/art05.htm. ISSN: 1698-4412.
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INTRODUCCIÓN
El transplante renal es, hoy en día, el más realizado
en todo el mundo, con unas tasas de éxito muy grandes y una
importante mejora en la calidad de vida de los pacientes transplantados.
Sin embargo esta cirugía, pese a ser bien conocida, no está
exenta de complicaciones. Una de las más importantes desde
el punto de vista quirúrgico, aparte del rechazo del injerto,
es la aparición de un linfocele en el lecho del injerto.
Su incidencia varía en la literatura entre el 0.6 y el 18%.
La mayoría de los casos son asintomáticos, se detectan
en ecografías de control y no precisan tratamiento. En cambio,
si su tamaño supera los cinco centímetros pueden causar
dolor, trombosis de la vena renal, obstrucción ureteral con
aumento de los niveles séricos de creatinina e incluso pérdida
del injerto por disminución del flujo sanguíneo renal
por compresión de la arteria. En estos casos está
indicado su tratamiento.
El diagnóstico se establece mediante la clínica y
exploración física en la que se palpa una tumoración
blanda en la localización del injerto. La ecografía
es la prueba de imagen de elección en todos los casos, aunque
se puede recurrir posteriormente a la TAC para establecer la posición
del linfocele, así como su relación con el injerto,
de cara a la cirugía.
Dentro de las opciones terapéuticas están la aspiración
simple mediante la colocación de un drenaje externo guiado
por ecografía o TAC, con una tasa inaceptable de recurrencias
que varía entre el 50 y el 80%; la inyección de sustancias
esclerosantes tipo povidona yodada o alcohol, con un alto riesgo
de sobreinfección; y por último el drenaje quirúrgico
mediante la creación de una ventana peritoneal, vía
abierta o laparoscópica, esta última descrita en 1991
por Mc Cullough (1) y Ancona (2).
CASO CLÍNICO
Se presenta el caso de una paciente de 55 años con insuficiencia
renal terminal secundaria a poliquistosis renal que recibió
un transplante renal de cadáver colocado en fosa ilíaca
derecha, y que dos años después ingresa por edema
en el miembro inferior derecho e hipertensión arterial. A
la exploración se palpa una masa medial al injerto. La ecografía
muestra una colección líquida medial al injerto y
lateral a la vejiga (Fig.1), localización que confirma la
TAC, en la que podemos observar la uropatía obstructiva con
importante dilatación del sistema pielocalicial secundaria
a la compresión del mismo por el linfocele (Fig.2).
Se decidió intervenir a la paciente por vía laparoscópica
para drenar el linfocele. Bajo anestesia
general y en posición de decúbito supino, se introdujo
un trócar de Hasson infraumbilical mediante técnica
abierta para, a continuación, insuflar neumoperitoneo con
CO2 hasta 12 mm Hg e introducir la óptica. Bajo visión
directa se introdujeron dos trócares más de ayuda:
uno de 5 mm suprapúbico y otro de 10 mm en hipocondrio
vacío derecho (Fig.3)
Una vez identificado el linfocele, tanto por su aspecto (abombando
el peritoneo por encima del implante) como por la sensación
táctil al tocar la tumoración con una pinza (blanda,
con contenido líquido) (Fig.4), se procedió a su drenaje.
La apertura del peritoneo con tijera provocó el drenaje del
linfocele, que se aspiró (Fig.5). Para evitar que se coleccionara
de nuevo se extirpó parte del peritoneo que cubría
el linfocele (fenestración) y también se introdujo
una porción de epiplon en la cavidad (epiploplastia). La
intervención consiguió la resolución del problema
clínico y radiológico de la paciente.
DISCUSIÓN
Nuestro equipo, de acuerdo con la Unidad de Transplantes del Servicio
de Nefrología del Hospital, realiza de forma sistemática
el drenaje laparoscópico de los linfoceles post-transplante
renal. Esta técnica tiene la ventaja, frente a la cirugía
abierta, de ausencia de íleo postoperatorio, lo que permite
no tener que suspender el tratamiento inmunosupresor vía
enteral, dado que la ingesta oral se puede reiniciar a las 12 horas
de la cirugía. Además, el abordaje laparoscópico
presenta una menor tasa de recidivas, un 4% frente al 15% de la
cirugía abierta, y supone un mayor confort para el enfermo,
así como un menor riesgo de infección y un menor coste
(Tabla 1. Ventajas) (3).
Tabla
1. VENTAJAS SOBRE LA VÍA ABIERTA |
|
- Ausencia de íleo
postoperatorio
|
- Posibilidad de continuar
con el tto IS enteral
|
- Menor tasa de recidivas
(4% vs 15%)
|
- Mayor confort del
paciente
|
- Menor riesgo de infección
|
- Menor coste
|
Por el contrario, la laparoscopia tiene la desventaja de una posible
lesión de la vía urinaria que alcanza una incidencia
de hasta un 7%, frente al 1.6% de la cirugía abierta (3).
Sin embargo, ese porcentaje depende, en gran medida, de la experiencia
del cirujano y puede reducirse con maniobras que identifiquen la
vía urinaria (Tabla 2. Desventajas). Hay autores que proponen
la realización de ecografía intraoperatoria laparoscópica
para identificar el injerto, el hilio renal, el uréter, los
vasos ilíacos y el linfocele, y así evitar la lesión
de cualquiera de esas estructuras y disminuir la incidencia de lesiones
yatrogénicas (4).
Tabla
2. DESVENTAJAS EN RELACIÓN CON LA VÍA ABIERTA |
|
- Lesión de
la Vía Urinaria (7% vs 1,6%)
|
Todavía está por definir la posición que
ocupa el drenaje laparoscópico en el arsenal terapéutico
del linfocele postransplante. Hay autores que consideran que el
drenaje percutáneo y la escleroterapia con tetraciclina o
etanol deben ser los tratamientos de primera elección, reservando
la fenestración laparoscópica para los casos de recurrencia
(5). Como alternativa a la cirugía abierta, el abordaje laparoscópico
tiene ventajas obvias tanto técnicas como clínicas
(Tabla 1. Ventajas). La adquisición progresiva de experiencia
en la técnica y la incorporación de métodos
de imagen intraoperatorios como la ecografía laparoscópica,
deben conducir a la progresiva reducción de la incidencia
de lesión de la vía urinaria.
BIBLIOGRAFIA
- Mc Cullough CS, Soper NJ, Clayman RV, So SS, Jendrisak MD,
Ha DW. Laparoscopic drainage of a postransplant lymphocele. Transplantation
1991;51(3):725-727.
- Ancona E, Rigotti P, Zaninotto G, Comandella MG, Morpurgo E,
Constantini M. Treatment of lymphocele following renal transplantation
by laparoscopic surgery. Int Surg 1991;76(4):261-263.
- Cadrobbi R, Zaninotto G, Rigotti P, Baldan N, Sarzo G, Ancona
E. Laparoscopic treatment of lymphocele after kidney transplantation.
Surg Endosc 1999;13(10):985-990.
- Risaliti A, Corno V, Donini A, Cautero N, Baccarani U, Pasqualucc
Terrosu G, Cedolini C, Bresadola F. Laparoscopic treatment of
symptomatic lymphoceles after kidney transplantation. Surg Endosc
2000;14(3):293-295.
- Doehn C, Fornara P, Fricke L, Jocham D. Laparoscopic fenestration
of postransplant lymphoceles. Surg Endosc 2002;16(4):690-695.
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