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INTRODUCCIÓN

"Good judgement comes from experience, but experience comes from poor judgement
“El buen juicio viene de la experiencia, pero la experiencia se obtiene de los errores” (1)

La introducción de la colecistectomía laparoscópica aumentó la incidencia de lesiones de la vía biliar principal, aparte de otras complicaciones, en el tratamiento quirúrgico de la litiasis biliar. Este hecho puso en alerta a la comunidad quirúrgica e incluso a ciertos organismos estatales, que llegaron a señalar la necesidad de acreditación para los cirujanos que practicaran procedimientos laparoscópicos. En 1992, el entonces Presidente de la SAGES (Society of American Gastrointestinal Endoscopic Surgeons) F.L. Green publicó en Surgical Endoscopy un editorial señalando este hecho y recomendando como “absolutamente esencial que la comunidad quirúrgica continúe desarrollando importantes líneas de formación y acreditación y trabaje diligentemente para mantener limpia nuestra casa” (1).

El abordaje laparoscópico tiene ventajas por todos conocidas para los pacientes, pero no es aceptable que al mismo tiempo aumente la incidencia de lesiones potencialmente graves en los mismos pacientes. Y ello ocurre porque la cirugía mínimamente invasiva (CMI) tiene peculiaridades que obligan a un aprendizaje teórico y práctico previo a su realización (2). Desde el punto de vista teórico, es fundamental que el cirujano conozca la fisiopatología y las posibles repercusiones del neumoperitoneo, así como el método para realizarlo. Debe estar familiarizado también con el funcionamiento de todo el aparataje y el instrumental que se requieren, y debe conocer las complicaciones intraoperatorias y postoperatorias que puede originar el abordaje minimamente invasivo, así como la forma de reconocerlas y tratarlas. Pero probablemente es el aspecto práctico el que requiere mayor aprendizaje. Sin un adecuado entrenamiento, hasta los gestos quirúrgicos más sencillos resultan extraordinariamente complejos y la intervención se convierte en un reto inabordable para el cirujano (3).

Por tanto, es necesario realizar una formación previa a la puesta en práctica de procedimientos laparoscópicos. Sin embargo, la oferta de cursos de aprendizaje integral y adecuada formación práctica no es todo lo amplia que sería necesario para cubrir las necesidades de todos los cirujanos, ni en nuestro país (3), ni presumiblemente fuera de él. Por otra parte, no se considera adecuado que la formación en CMI sea asumida exclusivamente por la industria y por centros al margen de la jurisdicción de departamentos quirúrgicos reconocidos, ya que ello no asegura calidad en la formación, convirtiendo esta en una demostración sucesiva de técnicas, algunas de ellas no probadas, lo que puede generar una falsa sensación de seguridad en el cirujano (4).

Desde los inicios de la introducción de la CMI, diferentes sociedades y asociaciones quirúrgicas internacionales han mostrado su preocupación por la formación en este nuevo procedimiento de abordaje quirúrgico, así como por establecer líneas de acreditación de los cirujanos competentes para realizarlo. Ya en 1991, la SAGES señaló los siguientes puntos:

  • Premisa básica: el cirujano debe tener el juicio, la formación y la capacidad de convertir a cirugía abierta de forma inmediata para completar la intervención si ello es necesario.
  • Métodos de acreditación de competencia:
    1. Haber completado un programa de residencia o de formación estructurada en cirugía laparoscópica (documentado).
    2. Poder acreditar la capacidad para llevar a cabo procedimientos laparoscópicos con un juicio clínico equivalente al obtenido en el punto 1 (documentado).
    3. En caso de no cumplir 1 ni 2, requerimientos mínimos básicos de formación:
    • a. Programa de residencia en Cirugía General
    • b. Acreditación en laparoscopia diagnóstica
    • c. Entrenamiento en cirugía general laparoscópica con un cirujano experimentado en cirugía laparoscópica o haber realizado un curso avalado por una Universidad o un Sociedad Académica con experiencia clínica y prácticas de laboratorio
    • d. Observación de procedimientos laparoscópicos realizados por cirujanos experimentados
    4. El responsable de la formación del solicitante debe confirmar por escrito la formación, experiencia (número de casos de cada procedimiento) y nivel de competencia real observado en el solicitante (5)

  • Por otra parte desde Europa se ha sugerido que la formación en CMI debe incluir los siguientes aspectos:

    1. Formación teórica: historia, instrumental, principios básicos de seguridad
    2. Visualización repetida de películas de los diferentes procedimientos
    3. Observación de procedimientos realizados por cirujanos experimentados
    4. Entrenamiento en laboratorio: muy útil para la adaptación a la visión bidimensional y para familiarizarse con el manejo del instrumental laparoscópico
    5. Práctica de técnicas quirúrgicas en el animal experimental vivo (modelo porcino). Además del aprendizaje de los diferentes pasos técnicos y de las técnicas de sutura, estas prácticas tienen la utilidad de exponer al cirujano a todos los posibles problemas que pueden aparecer: pérdida del neumoperitoneo, hemorragia, presentación del campo, movilización de estructuras etc.
    6. Cursos de entrenamiento supervisados. La única forma de que el aprendizaje sea satisfactorio es contar con una monitorización adecuada por parte de cirujanos expertos en cirugía minimamente invasiva
    7. Los primeros casos de cada procedimiento deben ser supervisados por un cirujano experto, en el contexto de un aprendizaje clínico que complemente todos los pasos anteriores (6)

    Con el aval de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), el Servicio de Cirugía I del Hospital Clínico San Carlos (HCSC) de Madrid viene realizando desde 1993 cursos de formación en cirugía minimamente invasiva de un año de duración (en el contexto académico de los Títulos Propios de la UCM) dirigidos a cirujanos, ginecólogos, urólogos y otras especialidades quirúrgicas interesadas en este tipo de abordaje.

    El objetivo de este trabajo es presentar los resultados de estos cursos, evaluados mediante encuestas realizadas al principio y al final de cada curso a los alumnos que los han llevado a cabo.




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