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INTRODUCCIÓN

Los tumores gástricos benignos son una entidad relativamente frecuente, que en países occidentales aparecen en el 1% de los pacientes que se someten a una gastroscopia. La naturaleza de estos tumores varía según la estirpe celular a la que se diferencian y por ello se clasifican en función de la capa de la pared gástrica desde la que surgen (Tabla I). De todos ellos, los más frecuentes son los tumores mucosos, que habitualmente son tratados por métodos endoscópicos (polipectomía, extirpación macroscópica por endoscopia, fulguración, etc). Sin embargo, los tumores submucosos y, particularmente, los tumores del estroma gástrico suponen una causa frecuente de indicación quirúrgica.

Tabla I. Clasificación de los tumores gástricos benignos

1. Mucosos:

  • Pólipos

2. Extramucosos:

  • Tumores estromales (GIST)
  • Páncreas ectópico
  • Mucoceles
  • Quistes de duplicación

Los tumores del estroma gastrointestinal (conocidos por su acrónimo inglés GIST) son raros, ya que no suponen más del 1-3% de las neoplasias gástricas primarias (1). Aún así, son el grupo más importante de tumores no epiteliales. El término GIST fue utilizado por primera vez en 1983 por Mazur y Clark (2) y se refiere a un grupo heterogéneo de tumores no epiteliales, de potencial maligno variable y que pueden desarrollar múltiples diferenciaciones. Todo ello ha causado dificultades para su identificación como grupo. En 1998, Kindblom (3) formuló la teoría de que estos tumores derivan de la misma estirpe celular que las células intersticiales de Cajal, por la expresión de una mutación del receptor con actividad intrínseca de tirosincinasa CD117 (c-KIT). Trabajos más recientes han demostrado la posibilidad de que estos tumores presenten una mutación del receptor A del PDGF, que es mutuamente excluyente con c-KIT (4).

Estos tumores continúan siendo un dilema diagnóstico y terapéutico (5). En primer lugar, resulta difícil pronosticar la benignidad o malignidad de la tumoración preoperatoriamente, y en segundo lugar, no existe consenso sobre el grado de extensión de la resección quirúrgica. En el caso de los tumores gástricos con potencial maligno, existe evidencia que demuestra que las resecciones limitadas pueden ser suficientes. En cualquier caso, y excepto en los casos de grandes tumores que infiltran múltiples órganos, tanto las neoplasias estromales benignas como las malignas pueden beneficiarse de las ventajas de la cirugía laparoscópica, siempre que se consiga la extirpación del tumor con margen libre. Por ello, pretendemos revisar el diagnóstico y las opciones para el tratamiento laparoscópico de los tumores estromales gástricos.




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