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EVALUACIÓN PREOPERATORIA E INDICACIÓN QUIRÚRGICA

Los tumores estromales gástricos pueden aparecer en cualquier grupo de edad, pero la máxima incidencia se produce en la 6 década de la vida (2,5,6). Su localización más frecuente es la parte media del estómago, seguido por el antro. Cerca del 20% se sitúan cerca del píloro, pero aún así es raro que produzcan obstrucción. Sus dimensiones varían desde unos milímetros a decenas de centímetros, alcanzando sólo un 20% de ellos de un tamaño superior a los 10 cm. Aunque la gran mayoría de los tumores gástricos permanecen asintomáticos (30-50%), la forma más común cuando se tornan sintomáticos es la hemorragia. En nuestra experiencia, aproximadamente un 30% de los tumores estromales gastrointestinales se diagnostican en pacientes cuya única manifestación ha sido una hemorragia digestiva alta.

La dificultad para diagnosticar estos tumores con métodos no invasivos ha sido en gran medida superada desde la aplicación de la TAC y la ecografía, que constituyen, junto con la endoscopia, las pruebas diagnósticas más útiles y de empleo obligatorio en el diagnóstico y seguimiento de estos tumores. En particular, la ecografía intraluminal (ecoendoscopia), es la prueba más útil para el estudio de extensión local de los tumores más pequeños.

Existen múltiples clasificaciones con valor pronóstico de estos tumores, siendo una de las más aceptadas la que incluye el tamaño tumoral, afectación ganglionar, metástasis a distancia y estudio inmunopatológico, revisada en 1993 por el UICC (7). En general, preoperatoriamente se puede estimar el riesgo de que un tumor estromal sea maligno en función del tamaño y del número de mitosis por 50 campos de gran aumento en la biopsia de la tumoración (Tabla II). Nuestro criterio es que todo paciente que se planea para la realización de una resección gástrica electiva por un tumor gástrico benigno, ha sido evaluado mediante gastroscopia, radiografía de tórax tanto como estudio preanestésico, como para descartar la existencia de enfermedad metastásica pulmonar, ecoendoscopia y ecografía-TC abdominal. La decisión sobre las dos últimas pruebas se realiza en función de la ecoendoscopia. No somos partidarios de la biopsia preoperatoria de rutina pues no modifica la decisión terapéutica en la mayoría de los casos, y si puede imponer riesgos adicionales (5). Sólo la llevamos a cabo en caso de que exista la sospecha de linfoma gástrico.

Tabla II. Estimación preoperatoria del pronóstico de los GIST

Grado de malignidad
Localización
Tamaño
N de mitosis
Supervivencia
(5 años)
Bajo
Estómago
<5 cm
< 5/50 CGA
85-100%
Intestino <2 cm < 5/50 CGA
Intermedio
Estómago
5-10 cm
< 5/50 CGA
65-85%
Intestino 2-5 cm < 5/50 CGA
Alto
Estómago
>10 cm
< 5/50 CGA
15-22%
Intestino >5 cm < 5/50 CGA


La cirugía es el tratamiento de elección (5,6,8,9,10), aunque las opciones pueden variar desde las mínimamente invasivas hasta las grandes resecciones con el objeto de conseguir márgenes libres de enfermedad residual (9). Las indicaciones para la cirugía se presentan en la Tabla III. La introducción del imatinib mesilato (Glivec) ha traído alguna esperanza al tratamiento adyuvante de estos tumores (11). El compuesto inhibe la actividad tirosincinasa del receptor mutado (12,13). Aún así, no ha conseguido demostrar un aumento de la supervivencia en estos pacientes, sino sólo una regresión parcial de las metástasis.


Tabla III. Causas para la indicación quirúrgica de los GIST

  1. Hemorragia
  2. Perforación
  3. Obstrucción
  4. Progresión tumoral – malignizació




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