powered by FreeFind



OPCIONES Y TÉCNICA QUIRÚRGICA

Las alternativas mínimamente invasivas para el tratamiento de los tumores estromales gástricos son: 1. Abordaje laparoscópico puro: enucleación, resección endoluminal, resección en cuña y gastrectomías; 2. Abordaje combinado laparoendoscópico: en este caso se combina la exploración endoscópica transoperatoria.

En todos los pacientes recomendamos la realización de profilaxis de la enfermedad tromboembólica postoperatoria con la combinación de heparina de bajo peso molecular y compresión de los miembros inferiores, así como profilaxis antibiótica. La disposición del quirófano es la que se presenta en la figura 1. Independientemente de que se vaya a realizar una resección en cuña o una gastrectomía, el procedimiento se inicia con la introducción del un trocar umbilical de 10 mm. Nuestro grupo utiliza de manera sistemática la técnica de laparoscopia abierta con trocar romo para el establecimiento del neumoperitoneo. No existe clara indicación para utilizar una óptica de 0 grados o de visión angulada. Los trócares adicionales se introducen tal como se presenta en la figura 2 para tumores en el cuerpo y antro gástricos. En tumores localizados en el fundus puede ser necesario introducir el primer trócar por encima del ombligo. También puede usarse un quinto trocar en región subcostal izquierda en la línea axilar anterior para la realización de una gastrectomía.

El primer gesto corresponde a la valoración de la resecabilidad, la posible afectación de estructuras vecinas y la presencia de enfermedad extragástrica. En la mayoría de las ocasiones, la ecoendoscopia preoperatoria ha definido la localización, el tamaño y la extensión local del tumor. Posteriormente, se introduce el endoscopio para inspeccionar y localizar la tumoración. En nuestra experiencia, la combinación de los abordajes endoscópico y laparoscópico ofrece los mejores resultados. Dicha estrategia permite identificar el tumor de forma precisa, comprobar simultáneamente que todo el tumor ha sido incluido en la pieza de resección y verificar que no se produce fuga ni hemorragia en la línea de sutura, particularmente en los casos en los que se emplean suturas mecánicas.

Las distintas técnicas que son realizables por abordaje laparoscópico para el tratamiento de este tipo de tumores son (8,14-21):

  1. Enucleación. Consiste en la incisión de la serosa y la disección del tumor de la pared muscular sobre la que normalmente asienta, preservando íntegra la mucosa. La ventaja teórica es que no se viola la barrera mucosa y no existe riesgo de dehiscencia. Esta opción sería válida para pequeños tumores de escaso potencial maligno, pero en nuestro criterio no se debe utilizar en estos tumores, ya que no puede garantizarse la extirpación de la neoplasia por borde libre.
  2. Resección intragástrica (endoluminal). En este caso, y por abordaje laparoscópico, se accede a la luz gástrica mediante trócares para la óptica y para el instrumental, bien a través de una gastrostomía con estómago abierto o por punción transparietal con distensión de la luz con el gas. En cualquier caso, se consigue visualizar de manera directa el tumor y proceder a su extirpación. Es útil en tumores pequeños y localizados en la pared gástrica posterior. Puede optarse entre la enucleación tras la apertura de la mucosa o la resección en cuña con tracción de la pared posterior del estómago y aplicación de endograpadoras. Creemos que esta técnica es útil en tumores estromales localizados en la pared posterior y menores de 5 cm siempre que se garantice la resección por borde libre. Hay que tener en cuenta que, además de las complicaciones de la línea de sutura de la grapadora, existe el riesgo de dehiscencia del cierre de la gastrostomía necesaria para acceder a la luz de la viscera.
  3. Resección en cuña (con estómago cerrado). Solemos utilizar esta técnica para tumores menores de 5-7 cm, con bajo potencial maligno, situados en la cara anterior o en las curvaduras, en los que resulta fácil extirpar parte de la pared gástrica y conseguir un borde libre de infiltración tumoral. Técnicamente, una vez localizado el tumor y bajo control endoscópico se procede a la aplicación de endograpadoras hasta la extirpación de una cuña de pared gástrica que incluya la tumoración (Figuras 3A y 3B). Nuestra práctica es reforzar la línea de sutura de la grapadora mediante una sutura continua con hilo reabsorbible, con el fin de asegurar la hemostasia. Si existe duda a la inspección intraoperatoria de la pieza, se envía el borde de resección para estudio anatomopatológico. Si el borde está infiltrado se procede a ampliar la resección.
  4. Gastrectomía asistida y ayudada con la mano. Esta es la opción preferida para tumores mayores de 5-7 cm. En ambos casos se realiza con la ayuda de una minilaparotomía de unos 7 cm., que sirve tanto para la extracción de la pieza como para la reconstrucción del tránsito. Dado el bajo riesgo de diseminación ganglionar, no es preciso que este tipo de gastrectomía se acompañe de una extensa linfadenectomía. Técnicamente, tras haber localizado el tumor mediante endoscopia se inicia la esqueletización de la curvadura mayor gástrica. Posteriormente se disecan y seccionan la arterias gastroduodenal derecha y pilórica, y se secciona el duodeno con EndoGIA. A partir de aquí, se extiende la disección en sentido craneal hasta alcanzar la salida de la arteria gástrica izquierda, que se secciona. Tras esto, se extrae el estómago por la minilaparotomía protegida mediante un sistema de Steridrape anillado, lo que sirve para extirpar la pieza y para confeccionar la anastomosis. Opcionalmente, puede realizarse la resección de la pieza y una anastomosis manual o instrumentada intracorpórea.



P·gina desarrollada por Grupo Quator/Edicorp. Webmaster:[email protected]